Cartas al editor

Yani Rosenthal, error de cálculo

Desde todo punto de vista la precandidatura y aspiraciones de Yani Rosenthal, empresario judío, deben verse como un error de cálculo político. La mayoría de la militancia del Partido Liberal de Honduras no simpatiza con su candidatura, pues por los hechos que se le imputaron y confesó haber cometido, y que ocasionaron su condena en los Estados Unidos al cometer actos ilícitos vinculados con personajes reconocidos internacionalmente como narcotraficantes, hace que los jóvenes con verdadera vocación de liberales se pregunten cuál es la diferencia entre Yani y JOH.

El principal argumento de campaña para la oposición de cara a las elecciones generales de noviembre es resaltar estas acusaciones que se ventilan en contra del actual gobierno nacionalista. Pero con qué cara Yani Rosenthal pudiera reclamar esta situación si él mismo fue promotor, ya sea por acción u omisión, de esta actividad. En definitiva, que las personas que le motivaron a lanzar su precandidatura no son más que oportunistas y nunca liberales que vieron en el empresario la oportunidad de colarse en una planilla para ocupar un cargo de elección popular. Yani está rodeado de gente que ya ocupó cargos públicos demostrando que no aportan nada para el país y que ya cumplieron su ciclo político, las bases liberales los reconocen y saben que son cohetes quemados. Rosenthal Hidalgo, con sus aspiraciones, lanza un mensaje altamente negativo para la juventud y nueva generación de liberales, pues directamente les dice que no importando en qué actividad se involucren se puede dentro del Partido Liberal aspirar a
ser presidente.

Francisco Morazán, que es un referente de los liberales, creo yo que nunca hubiese transado con narcos. Me parece que Yani debió meditar muy bien el paso que dio, después del 14 de marzo reconocerá que sus aspiraciones fueron prematuras, que se rodeó de la gente equivocada, pero sobre todo que las nuevas generaciones de liberales aspiran a que en Honduras se terminen los señalamientos de que vivimos en un narcoestado.