Cartas al editor

El seguimiento y el éxito

Las metas pueden variar inmensamente dependiendo de la persona y su etapa en la vida.

A veces una meta puede ser tan simple como completar un evento de vida, como un embarazo, de la forma más saludable posible.

En otras ocasiones, la meta puede ser completar con éxito un gran proyecto, como la implementación de un sistema que abarque a toda la compañía.

Las metas pueden cambiar significativamente año tras año.

Las metas están compuestas de muchas acciones pequeñas que eventualmente te llevan al resultado deseado. Analiza las metas del año de adelante hacia atrás para poder dividirlas en partes; por ejemplo, trimestrales y mensuales.

Las metas como completar un proyecto nuevo no se podrán lograr sin un plan y deben incluir hitos que te lleven a la meta final.

Te recomiendo escribir las metas del año en un documento que pueda editarse con facilidad y regularidad. Después escribe el plan para el primer trimestre en el mismo documento, y entonces añade otros trimestres si aplica.

Cuando el plan esté listo, debe formar parte de tu vida diaria; si no es así, no lo conseguirás.

Ahora, sigue el mismo proceso para evaluar el progreso, planeando para el siguiente periodo y dando un seguimiento exhaustivo en cada uno de los períodos del año. No hay nada de malo en fracasar; si tus metas no hubieran sido lo suficientemente ambiciosas, no hubieras fracasado. Tan solo sigue adelante, y siempre tendrás la oportunidad de volver a intentarlo.

Al final del año, evalúa el año completo. Revisa cada una de tus metas e identifica el progreso alcanzado, ya que probablemente lograste más de lo que habías pensado. Cuando termines con tu análisis, ¡es hora de celebrar! Lo que conseguiste no habría sido posible sin estas metas y el plan que seguiste. Te lo mereces.