Cartas al editor

Canto a los niños de Honduras

I

¡Cantemos un canto a los niños! Elevemos un canto de amor a los niños de todas las ciudades, a los niños del área rural.

II

En mis manos traigo un ramo de flores, de dulce aroma y de todo color, y las traigo para obsequiarlas a los niños de nuestra nación.

III

Flores les mando a los niños misquitos, también les mando a los del litoral del Caribe; a los niños lencas de todo occidente, a los niños del pueblo chortí.

IV

Como un regalo a los niños de Honduras, a los que viven en la Montaña de La Flor, en su día del 10 de septiembre, yo les dedico esta tierna canción.

V

¡Niños estudien, lean y aprendan! Que son herramientas para trascender, para convertirse en patriotas genuinos.

VI

Jesús bendijo a los niños, para ellos creó las ciencias y la sabiduría, para que, al llegar el día, fueran buenos profesionales.

VII

El alma se nos quiebra al ver tantos niños viviendo en las calles, muchos niños en brazos de sus madres, mendigando un mendrugo de pan.

Esos niños no tienen la culpa de tal suerte haber heredado.

VIII

Los malos gobiernos los han olvidado y la sociedad indolente los ha despreciado.

IX

¿Cuándo llegará aquel día que la sociedad pobre por fin se levante? Cuando un Gobierno les extienda sus manos para sacarlos de la miseria, a las familias azotadas por la pobreza. ¡Y no solo eso! También prestarle atención a la falta de educación, a sus enfermedades, a su desempleo y a la falta de techos.

X

Que todo esto no sea una utopía. Son familias dilatadas, con iguales sufrimientos, ansiosas de su redención. La Misericordia de Dios se APIADE.

Mientras yo continúo mi canto, mis flores a los pequeños hondureñitos en su fiesta.

10 de septiembre del 2020.