De los aspirantes con mayores posibilidades para ser el próximo presidente de Honduras, tres fueron educados y formados en el Instituto San Francisco de Comayagüela. Me refiero al fundador del partido Salvador de Honduras, que ya ha participado en dos ocasiones anteriores con dos partidos diferentes, una con el PAC y otra bajo la bandera de LIBRE. Cuenta con respaldo popular y es indiscutible que en ese sentido podría dar la lucha para alcanzar la meta en esta tercera vez. Sin embargo, su carácter impulsivo hace “tambalear” un poco sus aspiraciones pues es muy indefinido en sus posiciones, pero de llegar a convertirse en presidente se convertiría en la pesadilla de los que por décadas han abusado de este país y han cometido actos de corrupción.
El ingeniero Luis Zelaya Medrano, según las últimas encuestas, se perfila como el próximo candidato del Partido Liberal por segunda vez y de forma consecutiva. En las elecciones generales pasadas fue traicionado por el lado oscuro de ese instituto, pero por las acciones que tomó como presidente del CCEPL los ha desnudado ante la opinión pública y para las internas y generales del próximo año, sin duda alguna, gozará de más respaldo de los liberales y pese a que hay periodistas tarifados (que nunca han aspirado ni siquiera a ser regidores) que lo critican. Luis Zelaya es el favorito de los liberales y un buen prospecto para convertirse en presidente de Honduras.
En el partido Nacional no hay que confundir las peras con las manzanas. Las aspiraciones del presidente del Congreso Nacional significan el continuismo de la administración Hernández-Álvarez-Oliva, la que tiene desprestigiada al partido de la estrella solitaria a nivel nacional e internacional. En ese sentido Nasry Asfura Zablah goza del respaldo del 80% de los nacionalistas según la última encuesta. “Papi a la Orden” o “Tito”, como le llama la población, es un franciscano de convicción, con un alto concepto de lo que es servir a los demás y así lo hace desde hace años, proviene de una familia trabajadora e intachable, es un hombre de acción, no es el politiquero tradicional.