Cartas al editor

Buena disciplina del diábetico

¡Habla la experiencia!: la diabetes es un mal que achaca a la sociedad hondureña, sin respetar edades ni posiciones sociales, una enfermedad que en los último años se ha venido incrementando en los caseríos, aldeas, pueblos y ciudades de Honduras.

Siendo la diabetes una avorazada en la sociedad, tarde o temprano aparece de uno en uno en los miembros de las familias.

Este trabajo va dedicado a tres sectores que muy bien conozco: mis amados compañeros maestros de todo el país, a mis respetables colegas periodistas cuya causa de muerte ha sido la diabetes y sus secuelas —ambos sectores muy dados a los acontecimientos sociales, fiestas, reuniones, celebraciones, conmemoraciones, etc., las que de en sí nada tienen de malo, lo negativo es el abuso en la comidas, el ingerir bebidas alcohólicas descontroladas más los desvelos— y el tercer sector, el del área rural.

Cada noche con pérdida de sueño, cada vaso de bebida alcohólica es un paso aprisa hacia la diabetes, si se acompaña la herencia genética.

Mi padre fue periodista de la “edad de oro” del periodismo de Honduras, cofundador de la APH, Heriberto Girón Jácome. Siempre me llevaba a las fiestas del 25 de mayo (1955, yo admiraba aquellas fiestas donde se daba cita la intelectualidad periodística e invitados especiales capitalinos), han transcurrido 63 años y los “hombres y mujeres de la pluma” de aquella época muchos fallecieron por diabetes y sus secuelas. Hoy en día, compañeros han perdido sus extremidades inferiores, han quedado privados de la visión y otros males, como insuficiencia renal y sus secuencias, las diálisis y, por último, el encuentro con su creador.

En 50 dicciones quiero brindarles las siguientes reglas: cuatro dietas hay por delante para los pacientes diabéticos: una, la de la diabetes; dos, la dieta para el insuficiente renal (más estricta que la anterior), tres, la dieta del paciente con prediálisis, y una cuarta, la dieta en tiempo de diálisis.

CONTINUARÁ…