Cartas al editor

Dicotomía del saber

Aquellos que han navegado entre los océanos del conocimiento, y que han usado la razón para entender que en la historia no se puede ser prominente en todas las ciencias, son los que tienen conciencia de que los aportes para descubrir más sobre nosotros mismos, lo que nos rodea, cómo actuamos, de dónde venimos, etc., son aún muy pírricos.

La humanidad ha tenido diversidad de pensadores, así como cada habitante en el planeta es diferente el uno del otro, y el creer que podemos ser expertos siquiera en nuestra propia rama no es más que un acto de ignorancia, pues todo evoluciona, y nuestras enseñanzas o métodos de aprendizaje tienen que ir cambiando o simplemente quedamos desfasados, pues la forma que me enseñaron a mí quizás ya no funcione con las nuevas generaciones a las que me toca enseñarles, además me atrevo a decir que el origen del conocimiento proviene de la observación, así como lo hizo Tales de Mileto, y en base a lo que los primeros pensadores descubrieron, los demás solo hemos venido desarrollando esas ideas. Roland Barthes explica muy bien esto en su teoría “El autor ha muerto”, pues dice que para ser yo un buen escritor me debo a las lecturas de otros escritores que estuvieron antes que yo, las grandes invenciones sobre energía no serían una realidad sin los intentos de Tesla o de Benjamín Franklin, las nuevas ideas tienen su origen en pruebas o teorías que otros hicieron con posterioridad, el creer que sabemos mucho y no tener conciencia que eso que sabemos es apenas una pequeña fracción puede aumentar nuestro ego y convertirnos en zafios por creer sin prolijo que somos dueños de la
verdad absoluta.

¿Qué somos, qué sabemos? Lo poco que muy pocos se han tomado el tiempo para desentrañar en el universo del conocimiento, con el preámbulo que somos la única especie con atribuciones especiales, la raza superior, la que ha hecho grandes descubrimientos, pero que al final en un mundo lleno de misterios y conocimientos, descubrimos que mientras nos creemos expertos en la materia, porque casi toda la vida investigamos sobre un tema X, abrimos los ojos y vemos que los temas son infinitos.