Cartas al editor

La renuncia del gabinete

Diciembre es el mes en el que se estila que los funcionarios, desde un director hasta los ministros, presenten su renuncia para que el presidente evalué su gestión, y también la opinión pública mediante encuestas (amañadas algunas). Es importante que los funcionarios que con motivo de las fiestas de Navidad celebran en grandes banquetes, algunos con sus empleados y otros con sus mujeres y concubinas, sepan que a estas alturas del año llegan contados, pesados y divididos. Contados porque algunos ya tienen sus días contados en la administración pues su rendimiento dejó mucho que desear, algunos pasan por sus cargos sin pena ni gloria, la gente ni siquiera les conoce, y lo peor del asunto es que no les gusta rendir cuentas al final de cada año, tal y como debe ser en un informe que deje constancia tangible de sus gestiones. Pesados porque si hacemos un balance de lo que va y queda de la presente administración nos damos cuenta que son más los momentos amargos que dulces que nos ha dejado este gobierno agridulce, pues ha sido agrio para la mayoría del pueblo que trata de sobrevivir día con día y sin esperanza, de que un gobierno que se supone debió gobernar con justicia social en libertad y democracia, en algunos momentos ha hecho todo lo contrario pues lo hace de forma impositiva y tiránica. Claro que para los que están mamando de la teta les resulta dulce pues disfrutan de las mieles del poder. Divididos pues ante algunas revelaciones que se han hecho públicas en cortes internacionales que son del dominio y conocimiento nacional e internacional, ya no saben si le están sirviendo a Dios o Mammon pues como dice la Biblia: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. Si interpretamos que los ministros, directores y asesores del gobierno más cuestionado e impopular de la historia moderna son parte por omisión o por acción del mismo, y que eventualmente sin duda alguna esto les pasará factura a corto plazo no solo con repercusiones morales pero también legales que afectará su hoja de vida, su rol en la sociedad y familiar. Entonces aprovechar para presentar una renuncia irrevocable sería una excelente decisión de fin de año..