Cartas al editor

Democracia, dinero y política

Recuperar el papel de los actores principales de la escena política hondureña es resolver la interrogante sobre los costos financieros de la política en el área, lo que queda pendiente para los años venideros según se desarrolle y fortalezca el hábito de la transparencia en la actividad económica partidaria y se disponga, por consiguiente, de una mayor y más confiable información. Después de los acontecimientos que un fiscal de Estados Unidos menciona al mandatario de estos lares como conspirador en uso de dinero de narcotráfico para financiar campañas, es menester desarrollar una investigación comparada sobre el financiamiento de los partidos políticos y las campañas electorales en Honduras, consecuencia de ello, así como debido al progresivo encarecimiento de las campañas electorales, cada vez más apoyadas en la mercadotecnia, asesores extranjeros, encuestas y “focus groups”, (“grupos de enfoque”), los gastos político-electorales han experimentado un crecimiento exponencial. Frente a este complejo escenario, y en forma similar a lo ocurrido en Venezuela, en la gran mayoría de los países latinoamericanos se introdujo por ley, durante las últimas décadas, bajo distintas modalidades la figura de la subvención pública dirigida a ayudar a los partidos políticos a hacer frente a sus gastos propagandísticos y en ciertos casos a sus actividades permanentes. Junto a estas normas, se elaboraron también otras tendentes a regular lo relativo a las contribuciones de origen privado y se introdujeron mecanismos para ejercer un mayor control público sobre las transacciones financieras de los partidos. Es preciso mejorar el uso del dinero invirtiéndolo en actividades más productivas para la democracia y no simplemente derrochándolo en propaganda y en campañas negativas; poner al menos disminuir al máximo posible los actuales niveles de tráfico de influencia y corrupción política; fortalecer la publicidad y transparencia tanto del origen como del uso del dinero; y promover condiciones más equitativas en la competencia electoral, especialmente en lo relativo a los medios
de comunicación..