Ciertamente, cientos de hectáreas han sido deforestadas para dar paso a la construcción de los parques solares en la zona sur de Honduras: Choluteca y Valle.
Mediante el uso de maquinaria se han deforestado el bosque y vegetación autóctona del sur, como el jícaro, guanacaste, cedro, arbustos, vegetación natural etc., para plantar los paneles solares fotovoltaicos a fin de producir electricidad.
El rastro de la deforestación por las máquinas es visible sobre toda la superficie del terreno, todos los árboles que ocupaban estas áreas de terreno están muertos, tendidos en el suelo y con sus raíces al aire.
La eliminación de la capa vegetal ha destruido además de los árboles y vegetación, la capa fértil del suelo tornándolo infértil y candidato cierto a la desertificación. Este trastorno contribuye a la aparición de cambios de temperatura más extremos que pueden ser nocivos para el ser humano, animales y las plantas.
Los árboles desempeñan un papel crucial en la absorción de gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento global. Tener menos bosques significa emitir más cantidad de gases de efecto invernadero a la atmósfera y una mayor velocidad y gravedad del cambio climático.
La deforestación sin una eficiente reforestación resulta en un serio daño al hábitat, en pérdida de biodiversidad y en aridez. Tiene un impacto adverso en la fijación de dióxido de carbono CO2.
El proceso de deforestación, al eliminar la cubierta protectora, aumenta la reflectividad, con lo cual se incrementa la reflexión de calor solar, imaginemos entonces el mayor grado de reflectividad de los paneles solares. En los suelos secos aumenta la adsorción por radiación, y ello hace que tales suelos sean más calientes. Sus mayores temperaturas aumentan las tasas de mineralización, afectando en definitiva su estabilidad y estructura, viéndose reducida su resistencia, quedando así más expuestos a la erosión y a las tormentas o remolinos de tierra.
Los árboles ayudan en gran medida a controlar la contaminación del aire, dado que absorben durante la fotosíntesis el dióxido de carbono que elimina la vida animal al respirar, pero que también lo hacen los automóviles, los motores a combustión de hidrocarburos y los residuos gaseosos de las fábricas.
Por lo anteriormente expuesto, propongo a las autoridades del Poder Ejecutivo y muy particularmente a los diputados y alcaldes municipales de los departamentos de Choluteca y Valle, exijan y negocien el cumplimiento de los acuerdos de deforestación y reforestación si es que existen, y si no existen, pues elaborarlos, pero que ineludiblemente las empresas comprometidas directamente en la producción y administración de energía solar fotovoltaica reforesten técnica y tecnológicamente en un término de tiempo, el equivalente de las áreas destinadas al desarrollo de los parques solares.
En este orden, sugiero a las alcaldías municipales negocien las áreas de terrenos a forestar, preferiblemente aquellas donde existan nacimientos y fuentes de agua.
No estoy en contra de estos proyectos solares, pero sí a favor de la preservación de la vida, a favor de la sociedad y sus demandas de protección y usos sustentables de los recursos naturales.
Reconozcamos como seres humanos, que ha sido el hombre quien ha venido destruyendo el planeta Tierra, por darle demasiado valor al dinero, por no ser tolerante a la diversidad, por no admitir que la inversión privada con responsabilidad social, respeto a la vida humana y al medio ambiente salvará al desarrollo sostenible.
Importante es forestar y disminuir la deforestación. Los avances los tenemos en la ciencia y la tecnología y en la conciencia de las personas; lo que preocupa es el atraso en la política, las personas no comprenden que no pueden sacrificar los recursos de cientos de miles de años en algunas décadas.
Es necesario cambiar la lógica de los procesos políticos, en lugar de políticas de corto plazo para alargar el plazo de los políticos. Son necesarias políticas de largo plazo para energías, para protección del bosque y del uso sustentable de la biodiversidad.