Opinión

Educación. Es un niño de seis años que por sus condiciones económicas precarias se ve obligado a realizar sus deberes académicos en el tronco de un árbol cercano a su vivienda, sitio en el cual también recibe clases —con el único teléfono que hay en su hogar— junto a sus otros tres hermanos. La pobreza en que vive no es obstáculo para que Dylan sea un estudiante de excelencia académica.