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Iglesia Católica se quedará sin Papa en una semana

Cientos de peregrinos de todo el mundo asistirán a la plaza de San Pedro al último ángelus de Benedicto XVI. El último encuentro del Papa con los cardenales “no incluirá discursos, sino que será una despedida individual”.

22.02.2013

El papa Benedicto XVI formalizará su renuncia al pontificado en una semana, el próximo 28 de febrero, una decisión inédita que cayó como una ducha fría en algunos católicos, aunque para otros abre esperanzas de cambio y renovación dentro de la Iglesia Católica.

Cientos de peregrinos de todo el mundo, pero sobre todo de Alemania, Francia e Italia, se preparan para asistir el domingo en la plaza de San Pedro al último ángelus del pontífice alemán, quien anunció que se “esconderá” del mundo el próximo jueves a las ocho de la tarde, abriendo un curioso período de transición y negociaciones para la elección de su sucesor.

La decisión del Papa marca un precedente en la historia de la Iglesia Católica moderna y al mismo tiempo obliga a su sucesor a encarar los retos que la milenaria institución exige para generar un impulso modernizador y pesar en el mundo globalizado, como representante de 1,200 millones de católicos.

Versiones

Celebrada por clérigos y laicos como un gesto de valentía y dignidad, e incluso de humildad, la renuncia constituye para otros un acto de rendición frente a la compleja maquinaria de poder que es el Vaticano y sobre todo la Curia Romana, blanco de críticas y polémicas.

El diario italiano La Repubblica aseguró que Benedicto XVI decidió su renuncia tras haber recibido un informe ultrasecreto elaborado por tres cardenales en el que se denuncia una trama de corrupción, sexo y tráfico de influencias en el Vaticano.

Según el diario, en una nota firmada por la periodista Concita di Gregorio, el informe, encargado el año pasado por Benedicto XVI a tres cardenales, el español Julián Herranz, el eslovaco Jozef Tomko y el italiano Salvatore de Giorgi tras las filtraciones de documentos confidenciales y conocido como el escándalo VatiLeaks, revela un sistema de “chantajes” internos basados en debilidades sexuales y ambiciones personales.

El texto, de 300 páginas, que se refiere a un “lobby gay” dentro del Vaticano, fue entregado en diciembre al pontífice, según la periodista, que no aclara cómo accedió al documento.

“Fantasías, invenciones, opiniones”, aseguró el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, tras advertir que no comentará el artículo y que los cardenales involucrados no aceptarán conceder entrevistas.

Bajo el título “No fornicarás, ni robarás, los mandamientos violados en el informe que sacudió al Papa”, el diario sostiene que el anciano cardenal español Herranz, del Opus Dei, ilustró el 9 de octubre pasado al Papa los “asuntos más escabrosos” del informe, en particular la existencia de una “red transversal unida por la orientación sexual”.

“Por primera vez la palabra homosexualidad fue pronunciada en el apartamento papal”, escribe el diario.

Otro grupo especializado en montar y desmontar carreras dentro de la jerarquía vaticana y otro aprovecha para usar multimillonarios recursos para sus propios intereses a la sombra de la cúpula de San Pedro a través del banco del Vaticano, según la publicación.