El Presidente Juan Manuel Santos se reunió el domingo con el sargento de la policía Luis Alberto Erazo, quien le expresó su deseo de continuar en la institución a pesar de haber estado cautivo por las FARC durante casi 12 años.
El uniformado, sobreviviente de un combate que sostuvo el sábado esa guerrilla con el ejército, llegó al medio día a Bogotá donde fue recibido por jefes policiales al descender de una avioneta de esa institución.
Con una venda en su mejilla izquierda cubriendo una lesión por esquirlas de granada, el sargento no hizo declaraciones y se limitó a saludar desde lejos a los reporteros que lo aguardaban.
De inmediato fue trasladado por una ambulancia al hospital central de la policía para ser valorado. Allí, su madre, una hermana, sus dos hijas y un nieto lo esperaron.
Luego arribó el presidente Santos en compañía de la alta cúpula militar y de su ministro de Defensa. En un corta declaración a periodistas, el mandatario dijo que Erazo les contó detalles de 'cómo lo habían tratado durante todo este tiempo que estuvo secuestrado ... Nos contó las últimas horas, los últimos días'.
'Nos contó cómo se salvó, corriendo para un lado y escondiéndose en un tronco', detalló Santos luego de su encuentro con el ex rehén.
Erazo, de 48 años, fue encontrado con vida el sábado por la tarde por el ejército en una región rural del municipio de Solano, en el departamento de Caquetá, unos 418 kilómetros al suroeste de Bogotá.
En la misma zona el ejército había chocado más temprano con unidades de las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y luego hallado los cadáveres de otros tres policías y un militar retenidos por las FARC desde fines de la década de los noventa.
Erazo había caído en manos del grupo guerrillero en 1999 en Curillo, población de Caquetá.
El presidente Santos aseguró que el uniformado le agradeció, pues según le dijo 'él estaba vivo gracias a la (fuerza) pública'.
Destacó que 'fue realmente conmovedor ver a este héroe de la Patria (Erazo) en este estado de ánimo, queriendo seguir en su institución, luchando por el país'.
Más temprano, mientras Erazo celebraba su libertad, el hijo del uniformado con mayor tiempo en poder de las FARC, el sargento mayor del ejército José Libio Martínez, repudiaba el hecho en el que murió su padre, a quien nunca conoció. Cuando Martínez fue secuestrado, el joven estaba aún en el vientre de su madre.
'Señores de las FARC: ustedes ayer 26 de noviembre me rompieron las alas, me rompieron el sueño, el anhelo de conocer a mi padre personalmente', dijo ante reporteros Johan Steven Martínez, de 13 años.
El muchacho le reclamó severamente a los rebeldes por entregarle a su progenitor dentro de un ataúd y confesó que guardó, hasta el último momento, la esperanza de recuperarlo con vida.
'No esperaba que ustedes me lo mataran, no esperaba que ustedes lo mandaran en un cajón', se lamentó. 'Yo quería verlo a él, quería conocerlo', expresó a la vez que demandó la libertad de todos los cautivos.
Con la voz entrecortada el joven pidió a los rebeldes que 'no hagan que niños como yo suframos esta guerra. Ya es hora de que suelten esas armas que mucho daño le han hecho a Colombia y a gente inocente'.
Martínez padre, de 35 años, había sido secuestrado tras un ataque guerrillero a un puesto del ejército al sur del país el 20 de diciembre de 1997.
Además del cadáver del padre del joven, las tropas hallaron el sábado los cuerpos del intendente Alvaro Moreno, el coronel Edgar Duarte y el mayor Elkin Hernández; todos de la policía.
Moreno, de 36, años fue secuestrado en el mismo ataque en el que las FARC retuvieron al sargento Erazo.
El coronel Duarte de la policía, de 47 años, y el mayor Hernández, de 34, cayeron en poder de los rebeldes en octubre de 1998 en Paujil, una localidad de Caquetá.
El presidente Santos confirmó, durante su intervención, que los cadáveres de los uniformados muertos arribarán al aeropuerto militar de Catam, en Bogotá, casi hacia la media noche.
Se espera que el próximo martes sean las honras fúnebres de los policías y el militar, según dijo el mandatario.
El sábado, el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, condenó el asesinato de los uniformados, atribuido a las FARC por el gobierno colombiano, y pidió que la comunidad internacional lo rechace por ser un crimen de lesa humanidad.
'Este hecho representa una grave violación al Derecho Internacional Humanitario de personas que han sido privadas de la libertad por tantos años por este grupo armado', indicó al alto funcionario en una breve nota.
Insulza demandó la inmediata liberación de todos los secuestrados la que, sostuvo, 'no es objeto de ninguna negociación, sino una condición previa para la paz'.
Las autoridades colombianas se han negado a dar mayores detalles sobre el enfrentamiento con las FARC del sábado.
En la víspera un alto funcionario del Ministerio de Defensa detalló a la AP que no se trató de una operación de rescate fallida sino que las tropas estaban en tareas de ubicación siguiendo datos de inteligencia sobre la posibilidad de que hubiera cautivos en aquella región.
Antes, el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, había explicado a la prensa que Erazo logró salvarse porque al escuchar disparos alcanzó a huir y se ocultó en la selva. En su fuga algunos guerrilleros lo persiguieron y le lanzaron granadas, que le causaron la herida en el rostro.