Más de 130 líderes mundiales se reúnen en Nueva York esta semana para la 68 Asamblea General de la ONU dominada por el conflicto en Siria, las relaciones Irán-Occidente y el espionaje internacional de Estados Unidos que será denunciado por Brasil.
El conflicto en Siria, que ha dejado más de 100,000 muertos y dos millones de desplazados en 30 meses, es el “desafío más grande” de la comunidad internacional, indicó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, de cara al plenario que se abre mañana.
Los debates en el recinto de Naciones Unidas, y las reuniones al margen, serán el escenario en el que Estados Unidos y Rusia, aliado y protector del presidente sirio Bashar al Asad, desplieguen sus cartas para buscar una solución a la guerra civil en pleno corazón del volátil Medio Oriente.
El presidente Barack Obama, que pronunciará su discurso mañana, amenazó recientemente con una intervención militar en represalia por un ataque con armas químicas que atribuye al gobierno de Bashar al Asad, aunque frenó esa opción tras un acuerdo con Rusia para que Damasco destruya su arsenal de ese material.
Ese plan ruso-americano podría conducir esta semana a la aprobación de la primera resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Siria, luego de tres intentos bloqueados por el veto de Moscú. De su lado, Ban Ki-moon organizará el miércoles un almuerzo con cancilleres de la cinco potencias (EE UU, Francia, Reino Unido, Rusia y China) y el sábado se reunirá con los jefes de la diplomacia de Estados Unidos, John Kerry, y Rusia, Serguei Lavrov, con el objetivo de fijar una fecha para una conferencia de paz.
Espionaje de EE UU
Como lo marca la tradición que data de 1947, será Brasil el que abrirá los debates de la Asamblea General, ocasión en la cual se espera un duro discurso de la presidenta Dilma Rousseff contra la política de espionaje mundial practicada por el gobierno de Obama.
Rousseff, que acaba de anular una visita de Estado a Washington prevista para el 23 de octubre debido a ese tema, cuestionará la gobernanza de internet altamente dependiente de Estados Unidos, según adelantaron desde Brasilia. Documentos filtrados por el exconsultor de inteligencia estadounidense, Edward Snowden, publicados en la prensa indican que la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA) espió comunicaciones de Rousseff y la petrolera estatal Petrobras, que tiene gigantes yacimientos descubiertos en aguas brasileñas.
Esta cuestión del espionaje ha afectado a numerosos gobiernos latinoamericanos, por lo que seguramente se convertirá en un punto de consenso a lo largo de los discursos de los líderes regionales en Nueva York.