Al menos diez desertores murieron ayer en combates contra las tropas gubernamentales de Siria, donde se esperaba la llegada del nuevo jefe de la misión de observadores de la ONU, el general noruego Robert Mood.
Los combates coinciden con el anuncio por parte del ejército libanés de haber interceptado tres contenedores de armas procedentes de Libia y destinados a los insurgentes sirios.
Este cargamento incluía ametralladoras pesadas y obuses, según una fuente de seguridad libanesa.
Damasco y los servicios libaneses afirmaron en varias ocasiones que los rebeldes, que luchan por derrocar al régimen del presidente Bashar al Asad, recibían armas que entraban clandestinamente a través de Líbano.
Por otro lado, las autoridades húngaras anunciaron el secuestro, por parte de “hombres armados no identificados”, de dos ciudadanos de este país que trabajaban en Siria.
Los combates en curso dejaron al menos 10 muertos entre los desertores en la región de Damasco, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que también informó sobre enfrentamientos en los alrededores de un palacio presidencial cerca de Latakia, en la costa siria.
El OSDH informó el viernes sobre la muerte de 19 personas en diferentes episodios de violencia en todo el país, incluidos 10 civiles, la mayoría alcanzados por balas de las fuerzas gubernamentales en las tradicionales manifestaciones semanales, que esta semana reunieron a decenas de miles de personas.
Una explosión en Damasco, atribuida por las autoridades a “terroristas”, dejó 11 muertos y 28 heridos, según los medios oficiales.
Tal como en los anteriores atentados que dejaron decenas de muertos en Damasco y en Alepo (norte) desde diciembre, las autoridades prometieron “golpear con mano firme a los terroristas” causantes de la matanza.
El Consejo Nacional Sirio (CNS), principal coalición de la oposición, acusó por su parte ayer al “régimen criminal” de estar detrás del atentado, un “acto criminal, que aspira a fragilizar todavía más la seguridad y la estabilidad en nuestro país y a aterrorizar a nuestro pueblo”.
Afirmando que el atentado del viernes tenía como objetivo “socavar el plan (Annan), ninguno de cuyos puntos se ha aplicado de momento”, el CNS también reclamó “una investigación internacional de urgencia” para determinar responsabilidades en el atentado.