El reelecto presidente venezolano, Hugo Chávez, y su rival en las urnas, el opositor Henrique Capriles, reafirmaron el martes su disposición al diálogo pero advirtieron de que éste debe ser franco después de un largo período de crispación.
'Abramos un debate abierto y franco' con la oposición, dijo en rueda de prensa Chávez, que se impuso el domingo en las elecciones por 11 puntos porcentuales sobre Capriles para gobernar un tercer mandato presidencial de seis años.
Chávez, en el poder desde 1999, instó también 'a la oposición y a la élite opositora' a que cambien. 'Nosotros seguro tenemos que cambiar cosas, pero la oposición tiene la visión catastrófica del país. Ellos niegan casi todo lo que el gobierno hace', criticó.
El mandatario, que hizo un llamado a la 'unidad nacional' justo después de su triunfo electoral, pidió además a la oposición que presente 'sus propuestas en lo económico y social' de cara a la elaboración del próximo plan de gobierno 2013-2019.
No obstante, advirtió de que 'algunos sectores de la oposición entienden el diálogo como de la vieja manera, es decir las élites y luego la imposición. (...) Y si no asumes lo que ellos proponen eres un tirano', agregó Chávez, que identifica al campo opositor con la 'burguesía'.
Por su parte, Capriles se sorprendió de que el presidente tildara de 'élite' a los 6,4 millones de venezolanos que votaron por su candidatura (44,24%) y pidió que los tuviera en cuenta aunque piensen 'distinto'.
En rueda de prensa, en la que anunció que retomaba sus funciones como gobernador del estado Miranda (norte) y que se mantendría al frente de la oposición, Capriles mostró nuevamente su disponibilidad al diálogo.
'Hay millones de venezolanos que quieren el diálogo. Nosotros estamos en plena disposición', pero 'no nos interesa ir al (palacio presidencial de) Miraflores a tomarnos un café ni tomarnos una foto', advirtió.
Abogó porque esa mano tendida se concrete en hechos y puso como ejemplo la conveniencia de que el gobierno dialogue con el sector privado, blanco en los últimos años de expropiaciones y férreas regulaciones.
Desde 2002, cuando un golpe de Estado urdido por sectores opositores sacó brevemente a Chávez del poder, ambas partes entraron en una etapa de tensión permanente, con episodios como el paro petrolero de ese año, que culminó con el despido de 20.000 trabajadores de la petrolera estatal PDVSA, y un referendo revocatorio contra el mandatario en 2004.
Durante la campaña electoral, el mandatario fue muy duro con el candidato opositor, a quien llamó 'majunche' (poca cosa) o 'burgués'. Además, al negar la realización de un debate electoral, Chávez dijo que su contendor era 'la nada'.
Capriles saludó el martes que el presidente lo llamara 'por primera vez' en mucho tiempo por su apellido cuando la víspera lo contactó por teléfono, en una conversación en la que ambos ratificaron su disposición a dialogar.
Aunque 'el gobierno no ha querido, los tiempos conflictivos hace mucho rato que quedaron atrás' para la oposición, dijo Capriles. 'Para pelearse hace falta ser dos y yo dije que no iba a pelear en la campaña', señaló el gobernador, que apostó por rehuir la confrontación directa con el presidente.
Analistas consultados por la AFP se mostraron por otro lado escépticos ante las palabras conciliadoras de Chávez tras ser reelecto.
'No veo ninguna voluntad de cambio' en Chávez, comentó la historiadora venezolana Margarita López Maya.
'Seguirá de la misma manera, polarizante y cerrado al diálogo. Y puede volverse más represivo porque se siente más fuerte', estimó.
Con un 97,65% de votos escrutados, Chávez sumó un total de 8.062.056, equivalente al 55,14%, frente a los 6.468.450, el 44,24%, para Capriles. El mandatario venció en 22 de los 24 estados del país, aunque la oposición avanzó en todos y sólo retrocedió en Zulia, feudo tradicionalmente opositor.