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Atentado contra Torres Gemelas y el covid-19: ¿Cuál es más traumático y difícil de superar?

Dos de los eventos más traumáticos en los últimos años tienen similitudes en las sensaciones que provocan en los afectados, pero también distan en muchos otros factores

11.09.2020

WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS.- La pandemia del covid-19 ha impactado fuertemente a la mayor parte de la humanidad. Aún quienes no se han enfermado, no han perdido ningún familiar o ser querido y tampoco han quedado sin su fuente de ingreso, afirman sentirse afectados.

Y es que el daño va desde lo físico hasta lo emocional, por un lado, en ocasiones, aquellos que han logrado sobrevivir al virus experimentan una serie de culpa por saberse salvados de la enfermedad que ha arrebatado millones de vidas en el mundo. Por otro, probablemente no olvidarán nunca el sentido de abandono y miedo que sintieron al estar ingresados en salas donde solo podía entrar el personal médico.

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Y por otro, ellos y el resto de la población luchan contra los efectos del encierro prolongado, la tensión de sentir el peligro de contagio en todos y en todas partes puede terminar perjudicando mucho a las personas, por eso, los médicos creen que el covid-19 además de ser una de las pandemias más dañinas de la historia de la humanidad es uno de los eventos traumáticos masivos más intensos.

Atentado del 11 de septiembre, un trauma masivo de grandes proporciones, pero con sus propias características


El atentado ocurrido el 11 de septiembre de 2001 contra el World Trade Center de Nueva York es considerado uno de los eventos traumáticos más fuertes de los últimos años.

Casi 3,000 personas murieron tras el impacto y otras cientas resultaron con heridas en muchos casos irreversibles, tanto físicas como emocionales.

Aproximadamente el 20% de los que estaban en el Registro de Salud del World Trade Center informaron nuevos síntomas de trastorno de estrés postraumático cinco a seis años después del 11 de septiembre.

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De igual forma, 15 años más tarde, en una muestra de 36,897 trabajadores y miembros de la comunidad que participaron en las labores de rescate tras la tragedia, el 14,2% de los trabajadores y el 15,3% de los vecinos informaron sufrir trastorno de estrés postraumático y depresión.

Un ejemplo del trauma prolongado es Jonathan Morris, de 62 años de edad, quien en aquella fecha fungía como suboficial a cargo del departamento de emergencias del Centro Médico Militar Nacional Walter Reed en Bethesda, Maryland y que junto a sus compañeros fue llamado a acudir en rescate de las víctimas.

Ese día Morris perdió a dos colegas en los ataques al Pentágono: el teniente general del ejército Timothy Maude y la teniente coronel del ejército Karen Wagner, quien murió en su primer día de trabajo.

'Han pasado casi 20 años y todavía pienso en los amigos y colegas que he perdido todos los días', dice Morris, aún afectado.

Cosas que aprender del atentado

Estudios muestran que en ocasiones las víctimas de traumas severos no encuentran en sus familiares y amigos el apoyo para desahogar sus emociones y tampoco tienen acceso a un terapeuta.

En el atentado, muchas personas sufrieron eso, pero hubo quienes sí tuvieron ese abrazo o acompañamiento necesario, sin embargo, en el caso de la pandemia del covid-19, el miedo al contagio ha causado soledad y el deterioro de las relaciones.

Para algunos de los que han padecido la enfermedad, el trato recibido por sus seres más cercanos les hace sentir como si tuviesen enfermedades como VIH y el Sida en los tiempos en los que se desconocía sus alcances y las personas eran rechazadas, según sus propios testimonios.

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Y afirman que aún cuando ya obtuvieron una prueba con resultado negativo el recuerdo de que fueron positivos al covid-19 prevalece entre quienes los rodean, prolongando así el trauma sobre ellos y escarbando en su autoestima.

Teniendo el ejemplo del daño emocional que quedó en los sobrevivientes del atentado, es propicio adoptar un comportamiento distinto para abordar este nuevo reto que enfrenta el mundo. Los profesionales aconsejan aprovechar las conexiones tecnológicas que ahora se han desarrollado más que en aquella época y que facilitan el acompañamiento y el apoyo entre unos y otros a través de mensajes, llamadas y detalles de forma virtual.

Esa misma tecnología ahora proporciona la posibilidad de formar grupos de terapia y consejería que puede tener al alcance de un clic y de esa forma desahogarse y continuar.

Por otra parte, los tratamientos contra el estrés postraumático se encuentran mucho más adelantados que hace 19 años, cuando ocurrió la tragedia, por ello, quienes aún padecen efectos de aquel evento ya se encuentran probando las numerosas opciones que les ayudan a llevar una vida un poco más en armonía. Las personas afectadas durante el covid-19 afortunadamente ya no tendrán que esperar tantos años para ser tratados por profesionales en la materia, por lo que el llamado a buscar ayuda es oportuno ahora.

Y aunque la pandemia sume al menos 910,300 muertos en el mundo, cada vez surgen más esperanzas de posibles proyectos de vacunas que pueden ponerle fin a la amenaza, por esa razón los expertos recalcan que la fe debe prevalecer.

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