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¿Un cambio radical de la política de Estados Unidos respecto a Corea del Norte?

El conflicto entre Norcorea y Estados Unidos se agudiza cada día más, sin embargo existen indicios de que podría ir por buen camino

13.12.2017

Seúl, Corea del Sur
El jefe de la diplomacia estadounidense, Rex Tillerson, podría haber anunciado un cambio radical de la política de su país respecto a Corea del Norte, al afirmar que Washington está dispuesto a conversar con Pyongyang 'sin condiciones previas'.

Tras un año de amenazas e insultos entre el presidente estadounidense Donald Trump y el dirigente norcoreano Kim Jong-Un, ¿son esas declaraciones un presagio de una disminución de las tensiones? Estos son algunos elementos de respuesta:

¿Qué ha cambiado?
Durante años Estados Unidos se ha negado a negociar si Corea del Norte no tomaba medidas para desmantelar su programa nuclear.

Pero el país asiático llevó a cabo seis ensayos nucleares desde 2006 y, a finales de noviembre, aseguró haberse convertido en un Estado nuclear tras un nuevo lanzamiento de misil intercontinental. La posibilidad de un desarme es ahora poco probable según numerosos expertos.

'Estamos dispuestos a conversar en cuanto Corea del Norte quiera conversar', declaró el martes Tillerson durante una conferencia en Washington.

¿Qué opina Donald Trump?
La administración Trump ha intentado incrementar la presión sobre Pyongyang mediante sanciones y una retórica belicosa.

El consejero de seguridad nacional de Trump, el general H.R. McMaster, declaró hace 10 días durante un coloquio que la probabilidad de una guerra contra Corea del Norte 'aumentaba cada día'.

El presidente estadounidense ha socavado en los últimos meses los esfuerzos de su secretario de Estado por apaciguar la relación con el régimen de Kim Jong-Un. 'Le he dicho a Rex Tillerson (...) que pierde el tiempo negociando con el pequeño Rocket Man (el hombre cohete)...', tuiteó Trump en octubre.

En las últimas semanas han aumentado los rumores sobre un cambio de titular en el departamento de Estado, y las declaraciones de Tillerson no permiten confirmar un cambio en la política de su país respecto a Corea del Norte.

De hecho, la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, afirmó que la postura de Trump sobre el país asiático no había 'cambiado'.

¿Cómo reaccionará Pyongyang?
Corea del Norte, que lleva mucho tiempo exigiendo conversaciones sin condiciones previas, podría responder de forma positiva a Tillerson, según varios expertos.

'La estrategia del Norte es aguantar y sufrir las sanciones hasta que la comunidad internacional se vea obligada a reconocer el hecho de que el Norte es una potencia nuclear', explica Chung Sung-Yoon, del Instituto para la Unificación Nacional de Seúl.

Cuanto más avance su programa nuclear, más fuerza tendrá Corea del Norte en posibles negociaciones.

¿Cómo reaccionarán sus vecinos?
Es probable que Corea del Sur y China, única aliada importante y principal socia comercial de Corea del Norte, vean con buenos ojos las declaraciones de Tillerson.

Pekín, a la que Washington instó varias veces a presionar a su vecino norcoreano, llevaba tiempo pidiendo una salida a la crisis. Y el presidente surcoreano, Moon Jae-In, es partidario del diálogo.

Japón, aliado militar clave de Washington en Asia, también reclamó que se encontrara una manera de rebajar las tensiones con el régimen de Kim Jong-Un.

¿Cuáles son los precedentes?
Todos los esfuerzos occidentales fracasaron en las últimas décadas.

Un acuerdo marco cerrado en 1994 proponía a Corea del Norte reactores nucleares civiles y otros programas de ayuda a cambio de la desnuclearización.

Pero Washington acusó a Pyongyang de haber retomado secretamente su programa de armamento nuclear, mientras que Corea del Norte se indignaba por los retrasos en la entrega de la ayuda, poniendo fin al acuerdo.

En 2003, comenzaron conversaciones sobre el programa nuclear norcoreano entre China, Estados Unidos, las dos Coreas, Rusia y Japón.

Dos años después, Pyongyang prometió renunciar a sus operaciones nucleares, pero llevó a cabo su primer ensayo atómico en 2006.

El régimen norcoreano se retiró de las conversaciones en 2009 y realizó su segundo ensayo nuclear poco después.

Desde entonces el país siguió adelante con sus ambiciones nucleares, acelerando el movimiento con la llegada al poder de Kim Jong-Un, tras la muerte de su padre, Kim Jong-Il, a finales de 2011.