Comayagua

La Trinidad (Comayagua), el último bastión libre del covid que cedió al virus

28.10.2020

Era el último municipio libre del covid-19 de forma oficial, hasta que se confirmó el primer caso el pasado 26 de octubre. ¿Su estrategia? Cerró totalmente sus accesos durante siete meses con estrictos retenes

Pocas personas circulan en el municipio de La Trinidad (Comayagua) por el temor al coronavirus. El miedo está latente. Oficialmente registró su primer caso el pasado 26 de octubre y con ello llega al último bastión libre del covid-19. Foto: Johny Magallanes / EL HERALDO.

Pocas personas circulan en el municipio de La Trinidad (Comayagua) por el temor al coronavirus. El miedo está latente. Oficialmente registró su primer caso el pasado 26 de octubre y con ello llega al último bastión libre del covid-19. Foto: Johny Magallanes / EL HERALDO.

Texto: Marcel Osorto


La Trinidad
(Comayagua) es conocida por sus abundantes cuevas, piedras y terrenos arenosos.

Agricultores, ganaderos, recolectores y areneros forman parte de sus aguerridos habitantes. Un lugar de paz y silencio, rodeado de caudalosos ríos e imponentes montañas, que por más de seis meses se convirtió en un pequeño municipio fantasma.

Sus pobladores se hicieron un nudo para impedirle la entrada al covid-19, pero el bastión cayó siete meses y medio después de que el virus llegara a Honduras, según reportes oficiales.

Accesos cerrados, estrictas medidas de bioseguridad, patrullajes las 24 horas, castigos a los desobedientes y concientización a la población surtieron efecto para mantenerlos a salvo.

Un pilotaje para permitir el movimiento de buses habría sido el punto de partida para la caída.

Hay dudas aún en la comunidad sobre los infectados pues el triaje lo abrieron apenas el jueves pasado, cuando se regó el rumor que habían sospechosos.

El Sistema Nacional en Gestión de Riesgos (Sinager) confirmó un infectado el pasado martes, según el monitoreo de EL HERALDO, ocasionando esta vez un encierro voluntario.

Lea además: Así llegó el covid-19 a los 298 municipios de Honduras (mapa interactivo)

La Trinidad, por momento, parece un pueblo famtasma. Foto: Johny Magallanes / EL HERALDO.

La Trinidad, por momento, parece un pueblo famtasma. Foto: Johny Magallanes / EL HERALDO.

Municipio fantasma

El caudal del río Humuya suena con fuerza al pasar el temeroso puente colgante que da inicio al desvío que lleva a La Trinidad.

Casi dos horas desde Comayagua, en una carretera con tramos más parecidos a caminos de herradura que conducen al municipio, llamado casi por 60 años como Trinidad de Cuevas.

Extensos paisajes naturales, vegetación y cultivos en una zona elevada a unos 600 metros sobre el nivel del mar acompañan el amplio recorrido al pueblo.
Una caseta de aluminio en la mitad de la nada sirve como frontera para evidenciar el ingreso.

Hace unos días ese pequeño espacio permanecía ocupado por los pobladores, que ante la llegada del covid-19 a Honduras tomaron la determinación de cerrar las fronteras del municipio.

Absolutamente nadie entró a la comunidad y el que se atrevía a salir y regresar era sometido a una estricta cuarentena en su casa para descartar el contagio.

Los repartidores de alimentos eran atendidos en la caseta y quienes estaban interesados en comprarles debían llegar hasta ahí, desinfectar la mercancía y llevarla por sus propios medios.

En las calles del pueblo la situación se tornó igual: el toque de queda se respetó, los desobedientes iban a la cárcel y los grupos de amigos no podían reunirse.

Iglesias católica y evangélica suspendieron actividades, escuelas cerradas y expendios surtiendo solo para llevar empezaron a convertir la comunidad poco a poco en un pueblo fantasma, donde la histeria estuvo firme.

Aun golpeados por la economía, valoraron más la salud, pues una ola de enfermos en un destino tan retirado puede ser su propia lápida.

Con el paso de los días, la presión del encierro pasó, existió un relajamiento y Sinager aprobó que los buses comenzaran a funcionar casi normalmente.

No había caso con continuar con la caseta en la entrada, era solo cuestión de tiempo para que el virus que nació en China los visitara.

Los rumores comenzaron a fluir (“fulano de tal está enfermo, tiene tos”) ocasionando miedo y ante eso las autoridades municipales tomaron la determinación de abrir por sus propios medios el jueves pasado un triaje.

Ya son 20 personas que han llegado con síntomas de la enfermedad, se les ha aplicado pruebas rápidas y ocho de ellas resultaron positivas, pero para confirmar los resultados es necesaria una prueba PCR, a la que no tienen acceso.

Actualmente el pueblo continúa con sus aires fantasmales, apenas unas cuantas personas en las calles, hombres a caballo, otros jalando leña, dos niños en todo el pueblo se lograron ver y un solo anciano.

El silencio es sepulcral, las casas permanecen cerradas y los foráneos mejor los tratan de lejitos.

En algún momento se plantearon volver a cerrar el pueblo, pero consideraron que no tiene caso. Los buses están habilitados, necesitan exportar sus cosechas, pero sobre todo son conscientes de que le dieron pelea al covid-19 y durante siete meses y medio le ganaron la batalla.

EL HERALDO visitó el triaje que inauguraron recién el jueves de la semana pasada. Foto: Johny Magallanes / EL HERALDO.

EL HERALDO visitó el triaje que inauguraron recién el jueves de la semana pasada. Foto: Johny Magallanes / EL HERALDO.

Los ancianos tiene prohibido salir. Un contagio de covid-19 con un cuadro grave puede ser fatal debido a la lejanía del pueblo. Foto: Johny Magallanes / EL HERALDO.

Los ancianos tiene prohibido salir. Un contagio de covid-19 con un cuadro grave puede ser fatal debido a la lejanía del pueblo. Foto: Johny Magallanes / EL HERALDO.

Unos obreros trabajan en lo que será la plaza municipal. Foto: Johny Magallanes / EL HERALDO.

Unos obreros trabajan en lo que será la plaza municipal. Foto: Johny Magallanes / EL HERALDO.