TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La desobediencia por necesidad de algunos comerciantes obligó a las autoridades capitalinas a intensificar las medias de prevención contra la propagación del contagioso Covid-19.
Porque la pandemia tiene en el primer lugar de afectación a las ciudades gemelas, un ejército de miembros de la Policía Nacional, Municipal y Militar realizó desalojos la mañana de ayer en las zonas aledañas a los mercados de Comayagüela.
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Para hacer respetar el toque de queda, cumplido a granel tras su inicio, los agentes del orden también recorrieron la desolada capital para detectar comercios que se resisten a cerrar sus operaciones.
Desinfección y desalojos
Los trabajos de saneamiento fueron encabezados por las microempresas de barrido municipal junto a integrantes de la Secretaría de Salud, con la ayuda de miembros de la Secretaría de Desarrollo e Inclusión Social (Sedis).
Durante varias horas alrededor de 400 personas trabajaron en los mercados Zonal Belén, San Isidro, Colón, Álvarez, San Miguel, Las Américas, La Isla, Los Dolores, la Quinta, Sexta, Séptima avenidas y otras calles.
Hay que destacar que algunos locatarios también se sumaron a la limpieza, otros solo cargaron sus productos antes de cerrar sus puestos.
El resultado de las operaciones dejó como saldo un inusual paisaje. Seis días después del inicio del toque de queda absoluto, por primera vez, las calles del Distrito Central se observaron vacías.
Tras la suspensión del permiso temporal para abastecerse, los retenes en bulevares, en entradas de populosas colonias y en las calles hacia el norte, sur, oriente y occidente volvieron a instalarse.
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Con vallas y conos, los militares y agentes permanecieron inamovibles constatando que toda persona conduciendo vehículos estaba en la calle por un motivo justificado.
Temerosos y valientes policías confiaron a EL HERALDO que con la confirmación de 24 personas infectadas por el Covid-19 ahora se sienten más seguros con sus máscaras que con sus pistolas y rifles.
Conscientes de que arriesgan su vida, los agentes explicaron que antes de iniciar sus labores lo primero que hacen es encomendar sus vidas a Dios.
Hay que señalar que los llenaderos para la distribución de agua, en cisternas públicas y privadas, permanecieron abiertos, asimismo las unidades móviles de Banasupro recorrieron la ciudad y se instalaron en puntos estratégicos.
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