Honduras

Villa de San Antonio, tierra de deliciosas rosquillas y tustacas

Más de 15 familias se dedican por tradición a elaborar estos deliciosos bocadillos que se comercializan en toda la zona central de Honduras

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06.07.2019

COMAYAGUA, HONDURAS.- A sus 85 años, doña Josefina Bonilla, más conocida como “la abuela Chepita”, no ha perdido la costumbre de levantarse a las 4:00 de la mañana para ingresar a la cocina a preparar el molino y el horno donde elaborará unas de las golosinas típicas de los hondureños como son las rosquillas y las tustacas.

Este manjar hecho de maíz y cuajada como ingredientes principales es una de las especialidades de “la abuela Chepita”, quien agrega otros elementos como azúcar, mantequilla y huevos para poner un toque de buen sabor.

“Chepita” cocina desde su casa, donde funciona su pequeña empresa que creó hace 12 años.

El oficio lo aprendió desde que tenía unos 20 años, o sea hace más de seis décadas.

“Aprendí muy joven, como a los 20 años, pero fue hasta 1979 que empecé a hacer rosquillas para llevar a Tegucigalpa a vender para mantener a mis hijos y puse un negocio formal hace 11 años, trabajando como microempresaria”, dijo Bonilla.

Su producto es degustado por clientes de varias ciudades del país e inclusive en Estados Unidos.

En 1979

inició el negocio familiar que le ha permitido sostener a la familia y formar a sus descendientes.

A diario elabora unas 400 bolsas de rosquillas y unas 100 de tustacas. Para esta labor contrata alrededor de cinco mujeres para el trabajo más pesado, como el de moler el maíz, amasar y cocer la cuajada.

Una bolsa de rosquillas tiene un precio de 20 a 50 lempiras, según el tamaño y la cantidad.

Los deliciosos bocadillos se hacen en hornos de barro.

Los deliciosos bocadillos se hacen en hornos de barro.

El proceso
La elaboración de las rosquillas inicia con triturar el maíz en un molino eléctrico o de mano, luego se saca la harina y se deposita sobre un recipiente con agua para que se cocine a fuego lento.

Mientras que en otros utensilios pone a cocer la cuajada, la cual posteriormente se mezclará con la harina de maíz y se moldeará en forma de círculo para las rosquillas y, en el caso de las tustacas, se le agrega
la miel.

Enseguida se ingresan al horno hecho de barro, donde permanecen por una hora y media hasta que la masa
se cocine.

Una vez que termina el tiempo de cocción esperan que se enfríe el producto y luego se procede a empacarlo en bolsas para la venta inmediata.

La duración de estos bocadillos en bolsa es de unos cuatro meses aproximadamente.

En el municipio de la Villa de San Antonio hay más de 15 familias que por tradición se dedican a elaborar y vender este producto de maíz horneado.

100 bolsas

preparan al día de tustacas que son comercializadas en la comunidad o por viandantes.

“En mi caso, hago rosquillas tres veces a la semana y ha sido un negocio de herencia de familia que me ha servido para conseguir dinero para los gastos de la casa”, expresó Gloria Zelaya, dueña del negocio Rosquillas Chocha.

Los negocios de la zona elaboran un promedio de 100 a 500 bolsas de rosquillas y tustacas, según la demanda de clientes.

El producto es comercializado en supermercados y negocios de varios municipios de Comayagua, La Paz y Tegucigalpa como los mercados principales.

Los artesanos también envían por encargo a personas a Estados Unidos.

En el municipio también se elaboran vinos de frutas, pero en menor cantidad.