Tic Tac

Gaby Bonilla: 'Ni mi marido me ha tomado una foto desnuda”

La reina del periodismo rosa, a solas con Tictac
FOTOGALERÍA
15.03.2019

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Como dos enormes discos de vinilo, esos seductores ojos verde trébol que parecieran bailar cautivados por la música de Iron Maiden o Led Zeppelin persuaden hasta al más astuto de los machos alfa...

Gaby Bonilla ha construido su fama en un castillo de arena que ha sobrevivido a mil tempestades y en plena gestación de un nuevo proyecto televisivo se frota las manos y deja ver ese anillo plateado en forma de una serpiente que -dice- bien podría retratarla de cuerpo completo.

- Me lo regaló un “tamalero” (así le dice a sus fanáticos). Y por acá (se busca con sus ojos ese blanco y carnudo antebrazo izquierdo) estoy por rehacerme un tatuaje de dos culebras que me hice cuando era adolescente, pero con aquellos tatuadores que trabajaban con la viva aguja. Como que las serpientes me llaman, me siguen... ja, ja, ja.

Antes de preparar un nuevo artículo, Gaby se quita los lentes oscuros y atiende a TicTac, ella tan natural como explosiva...

Mirá, Gaby, tenés una cara de traviesa que no podés con ella... ja, ja, ja.
Te vas a asustar pero de niña era bastante tímida y esa timidez se me fue quitando en el María Auxiliadora cuando empecé a representar a mi colegio como cantante en las Semanas de la Juventud. Todos los años les llevaba el primer lugar a esas monjitas que tanto amo. Esa fue la mejor etapa de mi vida.

¡Qué raro! Pensé que eras extrovertida desde cipota.
¡No, no, no! Lo que pasa que cuando tenía ocho años tuve un impacto en mi vida que me convirtió en una niña introvertida, en una niña muy callada.

¿Qué pasó?
Mi padre se murió en mis brazos en un balneario de Zambrano. Cuando ingresé al gimnasio donde estaba jugando baloncesto lo miré postrado en una gradería, lo agarré y lo último que miró fue mi cara. Lo fulminó un infarto. Eso me dejó traumada y mi
vida cambió de repente.

¡Uh!, ya me imagino.
Era hija única y me escondía en el clóset con un pequeño tornamesa y mis discos de Michael Jackson, Madonna, Cindy Lauper... después vino el walkman y me encerraba, me perdía en mi mundo y en mi soledad. Prácticamente quedaba sola porque mi mamá se iba a trabajar.

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Corre en sus ratos libres y dice que ahora “los hombres son más vanidosos que las mujeres”.

Corre en sus ratos libres y dice que ahora “los hombres son más vanidosos que las mujeres”. Foto David Romero| EL HERALDO

Y luego te vas donde tu abuela, entonces.
Sí, la relación con mi mamá no era buena, peleábamos mucho porque yo la celaba demasiado y no me gustaba verla con hombres. Yo con mi carácter y ella que era abogada y jueza, ya te imaginarás. Ella era una mujer seria, que no se reía para nada. Formal, educadísima, escritora frontal y
de izquierda.

O sea que esa vena polémica la heredaste seguramente de tu mamá.
Sí. Me enseñó a decir las cosas de frente porque ella así lo hacía; a diferencia mía, le pongo ese toque sarcástico y jocoso mientras que mi madre era hiriente, dura, radical. Murió hace dos años de cáncer pulmonar y no me pude despedir de ella.

¿Qué pelea nunca se te va a olvidar entre ambas?
La vez que me corrió de la casa... ja, ja, ja. Es que ella se enojaba que yo saliera con mis amigos de Delirium y mi novio era el guitarrista, Fernando Lezama. Mi mamá no toleraba que anduviera con roqueros, peludos, aunque nunca tuve ningún vicio, nunca probé las drogas.

Bueno, pero gracias a un rocker como Shaq Alvarado tuviste la oportunidad de llegar a Emisoras Unidas, ¿no?
Sí. Shaq era mi novio y una noche me llevó a la radio. Estábamos pasaditos de copas y recuerdo que se levantó para ir al baño y me dijo: “Si se acaba esta rola, solo apretá este botón”. Ja, ja, ja... apreté el botón equivocado, el del micrófono al aire. No tuve más remedio que empezar a hablar, yo que más o menos le entendía a la cosa. En ese preciso instante don José Manuel Villeda estaba escuchando el programa y al día siguiente empezó a preguntar de quién era esa voz. “¡Contrátenla, la quiero ya!”, dijo. A los seis meses, Televicentro compró la franquicia mexicana de Vox FM y ahí fue mi primera vez en radio, una experiencia increíble.

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Nelyi Larice quiso unir a Gaby y Carol en la época de la “guerra fría” en la tele. Ahora son buenas amigas.

Nelyi Larice quiso unir a Gaby y Carol en la época de la “guerra fría” en la tele. Ahora son buenas amigas.

En la intimidad...
Gaby es un volcán de ademanes y gestos. Blanca como la leche, imposible no entrar en confianza a la primera de cambio. Abre su alma como si enfrente tuviera a su mejor amigo de años.

A pesar de su buena pinta asegura que “nunca fui loca” con los hombres y que jamás alguien le podrá chantajear con fotos de su cuerpo sin ropa porque “ni siquiera mi marido me ha tomado una fotografía desnuda a pesar de que ya llevamos 16 años de casados”.

¿Cómo te conquistó?
¡No, yo lo conquisté! Es que me gustó porque era el único hombre que no me paraba bola. Había tantos asediándome que cuando me lo presentaron fue tan indiferente, tan soberbio, tan altanero que no me echó ni una mirada morbosa y eso fue como un reto para mí.

Bueno, con uno o dos hijos se pierde la intimidad en la pareja. ¡Cómo es con cinco!
Lo que me da risa es que cuando ellos miran la puerta del cuarto cerrada ya empiezan a molestar: “¡Ay!, estaban haciendo sus cositas, verdad”. Son bárbaros... ja, ja, ja.

¿Pero ha bajado el promedio de gol después de 16 años?
Ha bajado porque él viaja mucho. Por ejemplo ahora solo lo veo de viernes a lunes... o sea que de viernes a lunes tenemos cero dieta... ja, ja, ja.

¿Cuál es tu postura favorita?
¡Huy! Es demasiada información... ja, ja, ja. Me gusta la posición del perrito, me gusta ser dominada, pero tampoco es que me gusta el sexo agresivo.

Apenas se sonroja. Y mueve su mano derecha para quitarse un mechón de pelo que quiere jugar coqueto en su frente...

¿Sos rubia original?
¡No! Soy rubia desde los 17 años y empecé a teñírmelo porque me gustaba la combinación del rubio con mis ojos. ¡Quise ser gringa... ja, ja, ja!

¿Cuántas propuestas indecentes has recibido?
¡Miles! De políticos nacionalistas, de dueños de canales... de jugadores de fútbol no, fijate. Por ejemplo un día llegó al canal donde trabajaba un anillo con un brillante impresionante y una cadena. Carísimo aquello. Lo devolví y le dije a esa persona que yo no era de ese tipo de mujeres.

Desfilando en el Sagrado Corazón, en donde sacó Comercio.

Desfilando en el Sagrado Corazón, en donde sacó Comercio.

¿Desde cuándo te gustó el periodismo rosa?
Desde que Miguel Caballero Leiva me tiraba duro, en el tiempo cuando no se medía para decir las cosas. A pesar de que yo era la locutora de moda en la Rock n’ Pop nunca me dio un premio y peleábamos seguido, yo era rebelde con él; y después aparece Edgardo Rivera y también lo aguanté. En eso salgo embarazada y me despiden injustamente después de haber trabajado ocho años en la Rock n’ Pop...

¿Injustamente?
Sí. Todo se originó cuando Carmen Boquín le fue a decir a Alexa Villeda que yo le había dicho gorda al aire, cosa que no fue verdad. Y Alexa fue a llorar con el abuelito y Carmen Boquín se salió con la suya.

En ese tiempo estaba de moda el Hi-5 y MySpace, agarré la computadora y me desahogué. Ahí empieza Gaby Bonilla a hacer periodismo escrito, redacté mi primera nota y empieza la tamaleada. Estamos hablando del año 2006.

¿Vos tenés más amigos o enemigos?
A los amigos personales ya no les doy cabida en mi vida. Fanáticos tengo miles, sinceros y buenos. Me parece increíble que voy por la calle y me reconozcan no por la tele ni por la radio, sino por la tamaleada. ¿Enemigos? Sí, tengo colegas en el medio que son mis enemigos.

¿Y te han amenazado?
A muerte no. Solo una vez Joche Villanueva, cuando era menos que cero, me dijo en pleno Mall Multiplaza: “¡Hey, Cegua, te voy a mandar a pijear!”. Creo que andaba consumido de algún narcótico; a los días mi marido se lo encontró en un ascensor y le ofreció los golpes y sabés qué hizo Joche: se metió al ascensor y se fue. Ahí terminó su valentía.

¿Sos chismosa?
No. Gaby Bonilla no se mete con nadie y ahora más bien a la gente cercana le gusta llegar a mi casa, chupamos, asamos carne.

Yo no creo chismes, escribo críticas sobre chismes que flotan en la red. Y la tamaleada no es de tamales es de “ta-maleada” porque en 2007 que nace como página, que por cierto me la han cancelado cuatro veces, sí tiraba duro, estaba maleada.