Honduras

Los Cachiros pagaron jueces, indica informe de la DEA

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12.09.2018

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El 14 de octubre de 2011 había una tarde soleada y calurosa en San Pedro Sula. A bordo de un vehículo iba uno de los capos del cartel del narcotráfico de Honduras, Devis Leonel Rivera Maradiaga, “El Cachiro”, y uno de sus hombres de confianza en la Policía Nacional, el entonces oficial de investigación Carlos Alberto Valladares Zúñiga.

Ambos se dirigieron al Aeropuerto Ramón Villeda Morales y justo cuando estaban en el estacionamiento, “El Cachiro” le dijo al exagente: “vas a escuchar cómo está la guerra”.

Minutos más tarde la paz del aeropuerto fue interrumpida por una ráfaga de disparos en pleno estacionamiento.

La gente corría asustada de un lado a otro, mientras que otras se agachaban para no ser alcanzados por las balas.

14

años de prisión es la
pena mínima que
enfrentaría el
hondureño.

El ataque dejó como saldo seis personas muertas y tres heridas. EL HERALDO revela este jueves que uno de los hechos más sangrientos del país fue planeado por Devis Leonel Rivera Maradiaga y ejecutado por sus gatilleros.

Valladares, según certifica un informe de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), no sabía que un tiroteo iba tener lugar en el aeropuerto y no le preguntó a “El Cachiro” cuál era el propósito de estar esperando en el estacionamiento del aeropuerto.

Previo a la masacre, Leonel Rivera le preguntó a Valladares si podría obtener conos policiales de color naranja, el oficial dijo que eso era imposible. Valladares era en aquel entonces jefe policial en Quimistán, pero ese día andaba en el carro con Los Cachiros.

La respuesta de Valladares incomodó a Devis Leonel y le pidió que abandonara el área.

“Valladares sacó a Leonel del área, solo para regresar al aeropuerto poco después, pero, una vez más le ordenó que dejara el área”, indica el documento.

El informe de la DEA indica que cuando “Valladares se alejaba del aeropuerto, escuchó una lluvia de disparos”.

Valladares afirmó a los agentes de la DEA que los objetivos del ataque eran miembros de la organización criminal denominada Los Grillos, cuyo rango de operación es la zona atlántica.

El expolicía reveló que “un sicario que trabaja para Los Cachiros conocido como Dorian Sobalbarro estuvo involucrado en la coordinación del ataque”.

Sobalbarro era un subcomisario de la Policía Nacional que fue acribillado junto a otro agente de esa institución armada el 7 de abril de 2014, en las cercanías de la iglesia evangélica CEAD, frente a la colonia San Ángel de Tegucigalpa.

El exoficial había sido separado de la Policía en el 2011 y estaba siendo investigado por el Ministerio Público por enriquecimiento ilícito.

“El Cachiro” reveló en una corte de Estados Unidos que fue el autor intelectual de más de 70 crímenes.

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Abusos
El poderío económico de los cachiros era tal que se daban el lujo de pagarle una tarifa por cada favor hecho al expolicía.

El informe indica que en 2004, Valladares rechazó 30 mil dólares que le ofreció el narcotraficante Jorge Echeverría Ramos “Coque”, quien en aquel momento libraba una guerra con una banda que empezaba a conocerse en el mundo del hampa como Los Cachiros.

“Coque” era en aquellos días un conocido capo y al sobrevivir al atentado buscaba que el oficial Valladares, que investigaba el ataque a balas sufrido en un hotel sampedrano, señalara que Los Cachiros estaban detrás. “Coque” había sido atacado mientras departía con su novia Margarita Lobo, sobrina del expresidente Porfirio Lobo Sosa.

El agente descubrió que el ataque estaba relacionado con las rivalidades entre Coque” y Los Cachiros.

El ataque fue en represalia por el asesinato de un hermano menor de Los Cachiros, presuntamente perpetrado por Echeverría Ramos en el pasado.

El exagente hondureño Carlos Alberto Valladares
será sentenciado este 18 de septiembre a las
9:00 AM en una Corte Federal del Distrito Sur
de Nueva York. Es acusado de tráfico de cocaína
y uso de armas de guerra.

Para esa misma época, un oficial de la Policía de nombre Samael Méndez que trabajaba con Valladares le ofreció una cantidad indeterminada de dinero y le pidió que dejara el caso porque sino sería asesinado. El informe indica que Valladares rechazó la oferta de dinero y más bien pidió el traslado de Méndez para otro lugar.

Pero en marzo de 2004, Valladares fue contactado por el inspector de Policía, Elvin Salinas, y un primo de Los Cachiros llamado Liser Antonio Fúnez.

Ambos le ofrecieron a Valladares un soborno de 15,000 lempiras, los cuales fueron aceptados. “El soborno consistía en impedir que Valladares ejecutara una orden de arresto contra Leonel Rivera Maradiaga por el intento de asesinato de Echeverría Ramos y Margarita Lobo, y que se fuera”, indica el informe de la DEA.

El siguiente mes, Valladares fue abordado nuevamente por Fúnez, quien le dijo a Valladares que Devis Leonel lo quería conocer.

“Entre abril y mayo de 2004, Valladares se reunió con Leonel Rivera en una gasolinera en un bulevar camino a El Progreso. Leonel recibió una propuesta de Valladares para obtener los mejores abogados en San Pedro Sula para concertar una audiencia ante el tribunal para que presentara una declaración voluntaria en la que negaría cualquier participación en un delito”, afirma el documento.

También establece que Devis Leonel no usó a los abogados proporcionados por Valladares y, posteriormente, encontró a otros abogados que arreglaron los procedimientos judiciales, usando un imitador conocido como “Oscarito”, un primo de Los Cachiros.

“Los tribunales fueron pagados por los abogados y, después de los procedimientos, Leonel Rivera se fue”, señala el informe de la DEA.

Posteriormente, el exagente Valladares se reunió con Ramón Lobo, padre de Margarita Lobo, para disuadirla de presentar cargos contra Los Cachiros por el ataque de disparos.

“Cada vez que Valladares asesoraba a Devis Leonel en asuntos legales o proporcionaba cualquier otra asistencia, él recibía un pago de entre 20,000 y 30,000 lempiras”, asegura el informe.

Valladares, también, ayudó al “El Cachiro” en otros asuntos, como facilitar la recuperación de la licencia de conducir de un amigo y, en otra ocasión a recuperar, y devolver, una pistola perteneciente a otro amigo de Rivera que había sido confiscada por la Policía.