Tegucigalpa

Dos décadas de esfuerzo y darle una nueva vida a objetos que ya nadie quiere

Visitamos el 'pulguero' del Puente Carías en Comayagüela y encontramos más que chatarra, esta historia

02.08.2018

TEGUCIGALPA, HONDURAS. - Sobre un plástico viejo, lleno de polvo y hoyos, dos hermanos hondureños ofrecen objetos usados en las aceras del edificio de Casa Alianza, al final del puente Tiburcio Carias Andino que une a Comayagüela con Tegucigalpa.

En lo más parecido a un 'mercado de pulgas', este pasaje entre el emblemático puente de Comayagüela y el famoso edificio de Casa Alianza, se encuentran enseres usados y viejos, pero en buenas condiciones, es la zona donde docenas de hombres y mujeres consiguen dinero para alimentar a a sus familias.

Allí encontramos a dos hermanos, Carlos Humberto y Víctor Manuel Hernández, quiénes por casi dos décadas se han dedicado a darle vida a objetos que muchos no quieren, pero que otros necesitan. De esa labor se sostienen sus familias y los estudios de sus futuras generaciones.

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¿Te hace falta algo y no tenés prespuesto? Acá hay cargadores, celulares pasados de moda y licuadoras parte de aquellos objetos que algunos consideran basura, pero que otros miran como una fuente de ingresos.

Relojes, celulares, cargadores y otros objetos de segunda mano pueden encontrarse en el mercado de pulgas. Foto: Eduard Rodríguez.


Carlos y Víctor además de la sonrisa humilde y nerviosa, cuentan con severas quemaduras provocadas por el sol en su rostro, vestimenta polvosa y manos llenas de llagas debido a la manipulación de filosos e incómodos utensilios que reparan a diario.

Según Carlos, a su puesto de trabajo llegan varios compatriotras con objetos que se han encontrado entre la basura o que no necesitan en sus hogares para vendérselos.

¡Sabías que...!

En el sector puedes encontrar objetos desde 2.00 lempiras en adelante

Es así como le ofrecen un precio razonable por el producto para poder beneficiarse ambos y así venderlo barato a los clientes que llegan por un respuesto que va desde una ornilla de una estufa eléctrica hasta la pantalla de una computadora laptop.

'Tengo 19 años de trabajar aquí de forma honrada. Yo compro las cosas que me ofrecen, buenas o malas, todo sirve, y las revendo, ya sea como repuesto o para que la vuelvan a utilizar en los hogares que no tienen capacidad de comprarla nueva', expresó Carlos, mientras le cambiaba una batería a un reloj que le acababan de vender.

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'Aquí donde nos ve, mantenemos a nuestras familias. A veces vendemos 200.00 lempiras a veces nada', relató Víctor segundos después de su hermano.

Pero no son los únicos, a lo largo de la acera hay otras personas con puestos similares, formando así casi un 'mercado de pulgas' donde los aparatos tienen una segunda oportunidad.

Carlos Humberto Hernández es uno de los comerciantes del mercado de pulgas de Tegucigalpa. Foto: Eduard Rodríguez/EL HERALDO.