El presidente Porfirio Lobo destacó en las últimas horas que la 'Operación Relámpago', que comenzó el martes, demuestra que 'se puede avanzar en el combate' a la criminalidad que tiene asustados a los habitantes de Honduras.
Lobo ordenó la operación ante el auge de la delincuencia en medio de cuestionamientos a la Policía, al descubrirse la actuación de agentes y oficiales como sicarios, su participación en robos, secuestros, narcotráfico y otras acciones del crimen organizado,
lo que puso los pelos de punta a la ciudadanía.
La 'Operación Relámpago'
consiste en patrullajes combinados de policías y militares en barrios y colonias más calientes de las principales ciudades de Honduras.
Estos operativos han sido frecuentes y los ordena el Poder Ejecutivo cada vez que se incrementa la criminalidad.
Pero ahora los militares actúan por separado, a raíz del escándalo de la participación de policías en delitos, después de probarse que el 22 de octubre al menos ocho miembros del distrito policial 1-6 mataron a dos estudiantes, uno de ellos hijo de la rectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) Julieta Castellanos.
'Durante estos cuatro días de operaciones hemos constatado que con manos firmes y respeto a los derechos humanos se puede avanzar mucho en el combate de los que actúan fuera de la ley', dijo Lobo en una cadena nacional de radio y televisión convocada para dar a conocer los resultados de la 'Operación Relámpago'.
En ese sentido, el mandatario dijo que 'se han realizado (...) 180 acciones puntuales en contra del crimen, como capturas por extorsión, por portación ilegal de armas, por decomiso de armas y drogas y por falsificación de documentos'.
Asimismo, 'se han controlado bastante los robos, asesinatos y asaltos y la ciudadanía hoy está más tranquila, quiero recalcar que los barrios y colonias que estaban sitiados por la delincuencia están recobrando su paz y su libertad', aseveró el mandatario.
Honduras es el país con mayor tasa de homicidios en el mundo, con 82.1 por cada 100,000 habitantes, seguido en Centroamérica por El Salvador con 66, y Guatemala con 41.4, según el primer estudio global sobre homicidios de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) divulgado en octubre, y que consideró 207 países.