Los inventarios de armas y municiones que los militares le traspasaron a la Policía Preventiva en 1998 'se extraviaron a través del tiempo y nadie da razón de los mismos', según un informe que el suboficial Alex Miguel Rubio Canizales elaboró sobre el robo de 300,000 proyectiles calibre 5.56 mm (milímetros) y los 300 Fusiles Automáticos Ligeros (FAL) del escuadrón Cobras.
El desastre en el manejo de los bienes que el Estado le entregó a la Policía es tal que hasta perdieron un inventario que la Fiscalía Contra el Crimen Organizado realizó en 2008, luego de que la policía nicaragüense decomisara en el mar Caribe una embarcación con 152 fusiles FAL que pertenecían al inventario de la policía hondureña.
El robo de armas, municiones y equipo policial quedó al desnudo luego de que la Unidad Investigativa de EL HERALDO publicara a partir del 31 octubre recién pasado el robo de 300,000 proyectiles calibre 5.56 mm y 300 fusiles FAL del escuadrón Cobras, hecho descubierto en agosto de este año; así como otro extravío de 186 armas que quedó expuesto el 27 de diciembre de 2007, siempre de ese mismo comando.
Asimismo, EL HERALDO sacó a la luz pública el robo de 40 pistolas del Instituto de Instrucción Técnico Policial (ITP) con sede en la ciudad de La Paz.
Fue el mismo Rubio Canizales, asistente de la División de Armas Orgánicas y en Comiso, quien en agosto recién pasado reportó a la cúpula policial que ya tenía el informe del robo y que se habían perdido 300 fusiles FAL y 300,000 proyectiles calibre 5.56 mm que estaban bajo la custodia de los Cobras.
Inmediatamente, uno de los altos oficiales notificó el robo al entonces director de la policía, José Luis Muñoz Licona, quien se desmayó por el impacto de la noticia. Ahora en un nuevo informe escrito, Rubio Canizales trata de justificar y minimizar el robo diciendo que las municiones y el armamento perdido era 'chatarra'.
Sin embargo, el nuevo reporte que Rubio Canizales, asistente de la División de Armas Orgánicas y Comiso, envió el 8 de agosto al comisionado Héctor Alfredo Villatoro González, director estratégico de Recursos Materiales (D-4), confirma la pérdida de los 300 fusiles FAL, pero el robo de 300 mil proyectiles dice que son calibre 7.62 mm, y no 5.56 mm como lo supo EL HERALDO.
En el informe también deja en evidencia la negligencia y la complicidad de la Fiscalía contra el Crimen Organizado, que desde 2008 conocía del robo de armas en el escuadrón Cobras, pero nunca hizo nada por llevar a los responsables ante los tribunales de justicia.
Oficiales que conocen este nuevo documento aseguran que eso no les extraña, pues en la Policía se sigue la consigna de que 'aquello que no se puede ocultar hay que confundirlo'.
El informe
'En fecha 30 de junio del año en curso recibí una llamada telefónica de parte del subcomisario de Policía Rony Raúl Alfaro Amaya, asignado al departamento de Recursos Materiales de la Dirección Nacional de la Policía Preventiva, informándome que uno de los contenedores que se encuentran en las instalaciones del Comando de Operaciones Especiales (COE) estaba abierto y había sido saqueado'.
'Inmediatamente me comuniqué vía celular con el señor director estratégico de Recursos Materiales (D-4), comisionado de policía Héctor Alfredo Villatoro González, para hacer de su conocimiento la situación, preguntándome qué había en esos contenedores, contestándole que en ese contenedor había munición calibre 7.62 mm y de carabina M1-30 (antiguas y en desuso) y partes de piezas de armas largas y cortas comerciales y policiales, en su mayoría chatarras', escribió Rubio Canizales.
Según él, Villatoro González le ordenó que se presentara a las instalaciones de los Cobras el día viernes 1 de julio de 2011 para que ejecutara la inspección. Pero esta 'no se realizó porque el subcomisario Alfaro Amaya había salido de fin de semana, ya que él tenía las llaves del nuevo candado que había comprado el jefe de la unidad de operaciones Cobras, subcomisionado de policía German Reyes Flores'.
Ese día viernes Rubio Canizales, según su informe, llamó a Villatoro González para decirle que no se había realizado la inspección. Ante tal situación, Villatoro González le pidió que se presentara el día lunes 4 de julio en compañía del subcomisario Guido Arístides Zúniga Elvir, jefe de la División de Armas Orgánicas y Municiones de la Dirección Estratégica de Recursos Materiales.
Sin embargo, Rubio Canizales le respondió a su superior que no podía presentarse el lunes porque se encontraba fuera de la ciudad gozando de sus vacaciones, a las cuales tiene derecho anualmente, y que 'al regresar a la ciudad capital procedería a realizar la inspección y el levantamiento de inventario de lo que había quedado en dicho furgón'.
Asimismo, informó que dichos contenedores estaban en custodia en el COE desde 2005, ya que en los almacenes de la Subdirección de Recursos Materiales de la Policía Preventiva no había espacio para albergar tales pertrechos.
En ese año fungía como encargado de la División de Armas el comisario Héctor Francisco García Gómez, 'con quien hicimos' el traslado de los contenedores, haciendo las coordinaciones con el comandante del Coeco, en ese entonces subcomisionado de Policía Rigoberto Aceituno Barahona. Este oficial murió acribillado a tiros el 3 de marzo de 2007 en la colonia Cerro Grande.
'Los pertrechos allí depositados pasaron a formar parte del inventario pasivo, remanente del equipo y munición con que las Fuerzas Armadas habían dotado a la Policía, por lo que la documentación de inventarios cuando se asignaron estas armas se extraviaron a través del tiempo y nadie da razón de los mismos'.
De acuerdo con Rubio Canizales, en 2006, estando como subdirector de Recursos Materiales el comisionado Antonio Martínez Martínez (ya fallecido), se le recomendó que hiciera las acciones pertinentes en el sentido de devolver a las Fuerzas Armadas los fusiles FAL y sus respectivos accesorios y municiones.
Sin embargo, el comando de apoyo logístico del Ejército (CALE) denegó la solicitud, argumentando que dicho equipo ya era parte de los inventarios de la Policía Nacional. En 2007 estando, como subdirector de Recursos Materiales el comisionado Luis Salvador Aguilar Mazzoni, se ordenó que los fusiles FAL, que se encontraban en el almacén de armas de la subdirección en ese momento, fueran trasladados a uno de los contenedores que están en el Comando de Operaciones Cobras.
Esta determinación fue tomada 'a raíz de un decomiso que realizó la policía nicaragüense en las costas del mar Caribe, consistente en 152 fusiles calibre 7.62 mm, mismos que pertenecen a los inventarios de la Policía Nacional de Honduras, para que estuvieran más seguros contando con la supervisión y custodia del Comando de Operaciones Especiales Cobra, trasladándose únicamente la cantidad aproximada de 270 a 300 fusiles calibre 7.62 mm (FAL), debido a los problemas de robo de armas que se comenzaron a detectar en los almacenes de armas y municiones del Coeco en esa época'.
'La última vez que fui encomendado para abrir nuevamente los contenedores fue el 9 de diciembre del año 2008, cuando la Fiscalía contra el Crimen Organizado inventarió parte de los fusiles calibre 7.62 (FAL), una vez que las autoridades policiales y del Ministerio Público levantaron los inventarios de esos fusiles junto a los que están en los almacenes de armas y municiones de la Subdirección de Recursos Materiales de la Policía Preventiva'.
De acuerdo con el informe, 'esa fiscalía ordenó que nadie tenía la autorización para abrir la bodega y contenedor donde estaban depositados los fusiles calibre 7.62 (FAL), accesorios y munición sin una orden de dicha institución, según me lo expresó verbalmente el señor director de recursos materiales de la Policía Preventiva en esa fecha, el ahora comisionado de Policía Julio Eduardo Espinal Zúniga, por lo que no se volvió a girar ninguna instrucción en tal sentido, hasta detectar el robo de ese equipo en el contenedor donde estaban almacenados'.
Rubio Canizales asegura que realizó el inventario el lunes 11 de julio, coordinado por el subcomisionado Guido Arístides Zúniga Elvir, encontrando en el contenedor únicamente chatarra, entre ellas 777 granadas de hule y 409 cargadores de carabina M1-30, así como 102 culatas de FAL en mal estado, 93 máscaras antigás, 74 chimbas cortas, 68 armas largas enviadas por los juzgados, 38 armas cortas provenientes de los juzgados, 34 cargadores de FAL, 32 chimbas largas, 20 cargadores de M-16 y 18 cajas de manual para fusil Beretta.
Una de las observaciones que Rubio Canizales hace al final de su informe es que: 'No se cuenta con el inventario que levantó la Fiscalía contra el Crimen Organizado en conjunto con la Subdirección de Recursos Materiales de la Policía Preventiva, en ninguno de los archivos de la actual Dirección Estratégica de Recursos Materiales'.
Una segunda observación es que 'no se puede determinar de cuánto fue el remanente de la munición calibre 7.62 mm que quedó en poder de la Policía al separarse de las Fuerzas Armadas de Honduras'. Además plantea que 'desde el año 2007 el comisario de Policía José Antonio Domínguez Vásquez me entregó la llave de los contenedores que están ubicados en el predio del COE, las cuales vinieron siendo pasadas por consignas desde el año 2005, sin adjuntar ningún inventario escrito de los mismos, los que pertenecen a la Policía Preventiva', concluyó Rubio Canizales.
El extravío de los 300 FAL y los 300,000 proyectiles calibre 5.56 mm sucedió cuando el comisionado Danilo Valladares Moncada era el comandante del escuadrón Cobras.
Al explotar el escándalo, este oficial fue trasladado inmediatamente a la jefatura regional número tres, con sede en Comayagua.
Municiones en manos del crimen organizado
Siete cajas que contenían 5,670 proyectiles calibre 5.56 mm decomisó la policía en un allanamiento realizado el 12 de julio recién pasado en una hacienda ubicada en Ayapa, Yoro.
En la hacienda, supuestamente propiedad de un hermano de un alcalde de la zona, también se encontraron siete cajas que contenían 7,000 proyectiles calibre 7.62 mm.
En el país, este tipo de munición solamente es manejada por la Policía y el Ejército. Además de estas municiones, se decomisaron dos lanzagranadas, cinco cajas de municiones 3.08 mm con 1,060 proyectiles cada una, tres sacos de proyectiles con diferentes calibres, 13 fusiles AR-15, varias escopetas de 40 mm, seis tanques grandes con combustible de avión, accesorios como balsas inflables, cables, focos eléctricos y otros utensilios supuestamente para alumbrar narcopistas. Como siempre, en el operativo no se reportaron detenidos.