Komuro, de 30 años, se marchó a Nueva York en 2018 a estudiar derecho y no regresó a Japón hasta el mes pasado. Su pelo, largo y en una coleta, se percibió como una decisión osada para alguien que iba a casarse con una princesa en la tradicionalista familia imperial, y no hizo más que aumentar las críticas.
26/10/2021 - 11:10