El presidente de El Salvador, Mauricio Funes, y la cancillería de ese país externaron reclamos sobre la propiedad de esta isla. Como respuesta, el presidente de Honduras, Porfirio Lobo Sosa y la cancillería hondureña rechazaron los reclamos del hermano país, lo que para muchos se calificó como una crisis diplomática entre ambos países.
El nivel de disputa del territorio llegó a tal extremo que El Salvador pidió a Honduras desalojar la isla y envío una misiva a las Naciones Unidas.
Por su lado, ante la actitud del gobierno salvadoreño, Honduras, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores, inició una ofensiva diplomática ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos exponiendo el estado actual de la sentencia de La Haya y demandando el cumplimiento de la misma.