¿Cómo está la literatura hondureña? ¿Cómo ven el futuro de ella los escritores nacionales? Nuestros entrevistados, los poetas Rigoberto Paredes y Carlos Ordóñez, la narradora Jessica Sánchez y el cuentista Eduardo Bähr, nos hablan al respecto.
¿La literatura de Honduras está en consonancia con la internacional?
En Latinoamérica la poesía y las novelas de muchos escritores tienen una buena acogida en gran número de países. En Honduras, si bien es cierto no se ha llegado a la fama mundial, no se puede dejar de destacar que sí se ha logrado avanzar.
Según Rigoberto Paredes, a nivel de poesía se está bien, ya que se tiene una tradición poética muy importante; en relación al ámbito literario latinoamericano, el poeta dice que falta que la literatura nacional sea dada a conocer, ya que “aquí hay buenos poetas, hay buenos narradores, pero nos falta divulgación, que nosotros mismos nos preocupemos por darnos a conocer afuera, y no quedarnos aquí como glorias locales, eso no está bien, no basta eso”.
Por otra parte, Jessica Sánchez es del pensar que hay un movimiento joven que está tratando de alcanzar ese nivel, “hay obras que están a la par de movimientos literarios actuales, sin embargo, todavía hace falta, porque volvemos al mismo tema, o sea cuánta gente en este país estudia literatura, cuánta gente está con tanta pobreza.
El proceso creativo debe cumplir las condiciones mínimas, que son que tenga vivienda, salud y alimentación, entonces cuánta de nuestra gente realmente está con todas las condiciones mínimas para crear, no digo que debe tener una superalimentación, pero si tenemos problemas estructurales de pobreza, difícilmente vamos a tener un proceso creativo artístico”.
Para Carlos Ordóñez, si un hondureño escribe como un argentino o como un europeo carece de importancia, lo realmente significativo es “que en todo escritor existe el impulso vital no solo de lo contemporáneo, sino también del fulgor del porvenir. No para estar en consonancia con corrientes ni modas literarias, que en el fondo no son otra cosa que ejercicios de taxidermia filológica, sino para crear obras que expresen la tentación por lo trascendente. Llamo trascendente a todo aquello que exalte la dignidad humana y establezca un pacto de respeto con los antepasados y con aquellos que han de sucedernos. De alguna forma, el poeta es el cronista de su tiempo y sería deseable que sus palabras estuvieran cargadas de verdad”.
En la actualidad hay escritores cuya obra es comparada con la de literatos que son referentes en Honduras, tal vez exista cierta influencia, pero eso no quita la originalidad que cada uno tiene.
Y en relación a que si los escritores recientes están bajo la sombra de autores que tuvieron y tienen gran relevancia, el poeta Ordóñez expresó que “siempre hay referentes donde habita la poesía, porque la poesía es la historia de los mitos, los sueños y las grandes conquistas de la imaginación.
De manera que los poetas actuales recogen una tradición ancestral. Además, no siempre las referencias de un poeta se encuentran dentro de los confines nacionales.
No obstante, creo que la poesía de este país le debe mucho a un poeta como Roberto Sosa, que para mí fue un maestro y un amigo irrepetible... Por supuesto, hay otros poetas imprescindibles: Juan Ramón Molina, Edilberto Cardona Bulnes, Nelson Merren, Livio Ramírez y Rigoberto Paredes”.
Jessica Sánchez dijo que las propuestas de los escritores del siglo XXI no están bajo la sombra de otros autores, “yo diría que hay mucha escritura que rompe, es más, que enmarca un nuevo escenario. Si usted ve a autores como Eduardo Bähr, Julio Escoto y Helen Umaña, tienen otras preocupaciones... y a nosotros se nos heredó un mundo de mucha violencia, de la narcoviolencia, de la violencia más cruda contra las mujeres, y siento que es otro escenario, y eso nos da otro margen de creación”.
Futuro literario nacional
En la actualidad la creación literaria ha repuntado, no con gran dinamismo debido a la falta de condiciones para publicar, pero sí se ha visto que los jóvenes y también los escritores de trayectoria conocida se han preocupado por darle vitalidad a la literatura nacional, y en su mayoría gracias a las acciones individuales.
El futuro de la literatura nacional, para Eduardo Bähr, es bastante promisorio: “es cuestión de tiempo para que algunos jóvenes que han sido talleristas se den a la tarea de producir con calma una obra de calidad; si están muy apresurados por ver su nombre en los periódicos, creo que se van a topar con algunos problemas que solo el individualismo procura, y eso les va a traer el gran dilema de no saber si son realmente mediocres o solo lo parecen”.
Rigoberto Paredes es optimista: “quiero que sea mejor que lo que tenemos ahora, los escritores jóvenes que conozco sé que están haciendo un buen trabajo porque tienen más opciones que lo que tuvimos nosotros, ellos tienen más acceso a las lecturas, a libros, y eso es importante”.
Carlos Ordóñez considera que el futuro literario nacional está “fuera de foco”. Mientras que Jessica Sánchez dijo que está gris, “está muy difícil, si vemos la historia podemos mencionar a dos personajes emblemáticos: Froylán Turcios y Clementina Suárez, pero realmente nuestra literatura nunca ha sido como un puntual. Cuando uno va a congresos internacionales, uno ve que está Norteamérica y Suramérica, y el espacio de Centroamérica vacío.
Entonces yo creo que es una cuestión de cómo el mundo nos ve. Yo siempre peleo por eso, reubicar la mirada para que Centroamérica, a pesar de que somos pequeños, sea priorizada, sea vista. Siento que la literatura hondureña a nivel interno y externo está en los márgenes, y eso nos da una característica, que somos seres marginales, no hay realmente una valoración de la obra ni un acercamiento. Siento que el futuro es como nosotros lo hacemos, pero no sé, de repente puede haber una sorpresa”.