La invención de Malthus

Tegucigalpa, Honduras
Thomas Malthus (1766-1834) predijo que la reproducción de la pobreza y la sobrepoblación de las naciones acabarían con los recursos de la Tierra y las formas de vida de la humanidad.

Las teorías maltusianas son el argumento principal de “La invención de Morel”, la novela de Adolfo Bioy Casares calificada de “perfecta” por Jorge Luis Borges. La trama novelesca nos presenta a un fugitivo que escribe un informe sobre su experiencia en una isla solitaria, que vive enamorado de una extraña mujer de acento francés y está celoso del inventor Morel; pero es en realidad una trama científica y profunda sobre un futuro probable: un mundo erradicado por los hombres.

Para evitar tal destrucción del mundo, el fugitivo ha comprendido que la única salvación para él (para la especie) está en volverse malthusiano, es decir, cuidarse de sobrepoblar los continentes y extinguir los recursos del planeta. De lo contrario morirá.

Advierte que si sobrevive escribirá una “Defensa ante sobrevivientes” para hablar a los últimos habitantes del globo sobre su última posibilidad de prolongar la especie; y un “Elogio de Malthus” para alabar el ingenio del científico inglés, para atacar “a los agotadores de las selvas y de los desiertos”, y para demostrar que “el mundo es un infierno unánime para los perseguidos”.

El hombre y la Tierra están en constante peligro por el olvido de las profecías de Malthus. Se hace necesario recordarlas, buscar los mecanismos para perpetuar la especie. Para ello, Morel se ha dado a la tarea de inventar una máquina cuya finalidad es evitar la extinción de esos últimos hombres, o cuando menos, crear un nuevo inicio para la humanidad: el hombre resurgirá por sí mismo.

El fugitivo reconoce la lucha de Morel, admira su clarividente previsión, su empeño para que el hombre del futuro se salve y “la orientación que dio, sin duda inconscientemente, a sus tanteos de perpetuación del hombre...”.

Puede que la humanidad no logre perpetuarse a través de una máquina —una vez que haya superado la capacidad provisora del planeta—, pero Morel y el fugitivo saben que “la conservación indefinida de las almas estará completamente asegurada el día que los hombres entiendan que para defender su lugar en la tierra les conviene predicar y practicar el malthusianismo”.