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'Frontera”, el pasaporte para purificar sus emociones y liberarse del miedo

Talento femenino Una vivencia personal motivó a la cineasta hondureña a crear su historia y participar en Ícaro Festival Internacional de Cine en su edición 2017, donde fue ganadora de la categoría Cortometraje experimental centroamericano

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28.06.2018

Tegucigalpa, Honduras
Visibilizar el trabajo de una mujer en la pantalla grande se vuelve cada día en esa luz emergente que alumbra el nuevo capítulo del arte audiovisual. Es así como la joven cineasta hondureña Violeta Mora, ganadora de la categoría Cortometraje experimental centroamericano de Ícaro Festival Internacional de Cine, nos cuenta su experiencia de participación y sus retos como realizadora de historias.

¿Cómo se llama su cortometraje y en qué se inspiró para hacerlo?
Se llama “Frontera”, dura dos minutos. Estaba sufriendo una situación violenta que desencadenó ataques de ansiedad, necesitaba hacer catarsis y “Frontera” fue mi herramienta.

¿Qué le muestra al público en esos dos minutos?
Se refleja lo que podría llegar a sentir una persona al estar en contacto con la violencia y la delincuencia.

¿Fue la primera vez que participaba en un festival?
No. Fue mi primer premio en un festival internacional, pero anteriormente participé en otros con mi cortometraje “Raquel”.

¿Dónde ha recibido formación?
Estudié Comunicación y publicidad orientada en producción audiovisual, en esos años recibí algunas clases que me ayudaron a dar el primer paso, me he acercado a personas que están trabajando en el medio y que tienen una visión similar a la mía para aprender más.

¿Cuál es su mejor lección de aprendizaje?
Muchas, por ejemplo discutir mis proyectos y tener críticas constructivas. A la vez, he intentado trabajar lo más que puedo a nivel internacional para nutrirme de otro tipo de procesos y culturas, creo que la experiencia por sí misma es una gran escuela.

¿Cuál ha sido el mayor obstáculo antes, durante o después de la realización de este trabajo?
Lo más difícil ha sido conseguir financiamiento e intentar balancear el tiempo para poder contar mis propias historias y colaborar con otras personas que están contando las suyas.

Después de haber ganado en el Festival de Ícaro, ¿cuál es su siguiente paso?
Haber ganado el Ícaro es un reconocimiento a los esfuerzos que he venido haciendo en el intento de hacer cine desde las entrañas. Siento que sigo aprendiendo lo más que puedo y viviendo experiencias que me permitan ampliar mi perspectiva del mundo para contar historias que más que observadas puedan ser sentidas.

¿Cuáles son sus proyectos a futuro?
Por el momento mis proyectos están en pausa y estoy enfocada en conseguir financiamiento para costearme los estudios que inician en septiembre, ya que fui aceptada para ingresar a la Cátedra de Dirección de Documental de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, en Cuba.

Actualmente, ¿cómo ve el rol de la mujer en el cine?
Se nos hace creer que no hay muchas mujeres haciendo cine, pero aquí estamos, luchando por contar historias desde nuestro punto de vista, por recuperar los espacios que se nos han negado y manteniéndonos en pie mientras construimos lo que somos dejando de lado lo que la sociedad nos hace creer que somos.

¿Qué hace falta para hacer notar el empoderamiento femenino en el cine?
Necesitamos espacios para visibilizar nuestro trabajo y financiamiento para hacerlo, nuestras películas deben ser vistas y al igual que las de los hombres cuestan dinero. No estamos aquí contando historias solo para mujeres, estamos contando historias para todas y todos.