Será el sábado en la noche en el Nacional donde se terminará de escribir el resto de esta historia.
Con lo de ayer en el estadio Olímpico no basta para descubrir la trama, puesto que un simple empate a cero entre Marathón y Motagua deja todo en el aire.
Aunque claro, con ventaja de Motagua de poder avanzar a la final con un empate.
Sin ser espectacular, el Monstruo al menos fue más intenso, aunque falto de precisión y definición. El Verde de Ramón Maradiaga intentó hacer lo que la regla le mandaba: atacar y buscar el gol. Sacar ventaja.
Pero una buena noche en defensa del Ciclón y del portero Donaldo Morales hizo imposible que el Bombero Luis Ramírez, Jerry Palacios y en las últimas Marco Tulio Vega gritaran. Variantes mostró y tuvo el Verde, pero claro es que con eso no se ganan partidos.
Marathón desbordaba por los costados, levantó un par de centros, pero no los conectó nadie. Metió más presión, pero nada más que eso.
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Así se vio el Ciclón
Motagua, por su parte, jugó a probar. A esperar. A estudiar la lección y decidir de qué forma plantarse el sábado en la noche en la vuelta en el Nacional.
Fue tanto lo de Motagua, que el DT José Treviño salió con una línea de cinco en el fondo y se dio el lujo de moverla casi en su totalidad en varias partes del juego.
Ya en la segunda parte, en ofensiva, Motagua arrancó con Georgie Welcome (de apenas dos remates en todo el juego), luego lo acompañó con Jerry Bengtson y tras la salida de la Jirafa por lesión, el Avestruz se quedó solo en el área. Sin inquietar, pero al menos con el propósito cumplido.
Y esto más, de alguna forma y casi en el anonimato. El invicto (23) sigue intacto.
El Mimado no pierde en la Liga desde el 30 de octubre de 2011, aunque sumó su empate 12 de la campaña (el quinto 0-0 en 19 juegos), pero siempre a destacar que solo le han hecho 10 goles en 2,710 minutos jugados. Es decir, al Motagua le hacen un gol cada 2.3 juegos.
Rodríguez no tiñe
El árbitro central Héctor Rodríguez, de buena labor (excepto un error de apreciación cuando le mostró una amarilla a Julio César León que no correspondía), expulsó con buen criterio al entrenador de Marathón, Ramón Maradiaga, por fuertes reclamos al finalizar el primero tiempo.
La sola invasión de cancha del Primitivo le daba ya pase directo a las gradas del Olímpico.
El Ciclón casi no atacó
Regresando al campo, digamos que los de Pepe Treviño, hasta cierto punto se relajó. Para muestra es que desde el minuto 31 al 45, el equipo Azul solo atacó una vez al rival y con remate final completamente desviado del arco del beliceño Shane Orio.
Claro es que en la vuelta será otro Motagua (y otro Marathón, pues para clasificar solo le sirve el triunfo), en el Nacional se verá al equipo de Treviño atacando más, buscando el triunfo y el pase a su onceava final en torneos cortos.