Tegucigalpa, Honduras
Enredado en el recuerdo de sus últimas dos imágenes, el León se ilusiona con reencontrar la brújula ante un benjamín que presume de un brillante segundo lugar y de un fortín que no permite las sonrisas ajenas...
Decir que esta noche Olimpia tendrá una de las estaciones más duras que presenta la Profesional no es un simple comentario para calentar una previa, sino que se trata de una realidad que dicta que este “descarado” Honduras Progreso arriba al desafío con 39 partidos oficiales sin perder en su casa.
A defender la imbatibilidad
“Lo que le puedo decir es que si perdemos el invicto no es así nomás que lo vamos a perder; tengan por seguro que vamos a proponer”, retó desde su banquillo el estratega de los Ribereños, Wilmer Cruz.
Ese contexto, por supuesto, que no es un misterio para los Blancos, quienes son sabedores del atrevimiento de esta escuadra que en su última cita en su hogar fue capaz de emparejar un 0-2 ante el actual líder Real España.
“Ahí en El Progreso es un equipo que sale a jugar y a proponer, entonces es una bonita cancha para jugar al fútbol y ojalá que pongamos todo para ganar”, contrapone el máximo goleador olimpista en el torneo, Romell Quioto, quien sabe la urgencia de ganar...
El León quiere vengarse...
A esa necesidad de saborear un triunfo (tras el 1-2 frente a España y el 0-2 contra Real Sociedad) se suma la obligación de conseguir la primera victoria fuera del Estadio Nacional y las ganas de quitarse una espina frente a un equipo que les ganó 2-0 en el juego de la primera vuelta en Comayagua.
Pero, ante esa intención olimpista, el Supermán ha enfatizado en la fórmula para repetir el triunfo de la primera vuelta: “Jugando buen fútbol, tratar de no tener miedo y siendo agresivos, si ponemos eso tenga por seguro que vamos a ganar ese partido”.
Frontal y directo deja caer el mensaje Wilmer ante una escuadra que llega invadida de coraje y con el deseo de cortarle una rachita al Honduras a la que muchos le traen ganas...
Ingredientes picantes para que hoy, a partir de las 7:00 PM, el Humberto Micheletti se llene de jolgorio para medir el pulso de un alicaído campeón y de este benjamín que ya demostró que no quiere que le sigan viendo con el rabillo del ojo...
Todo queda en su silbato, señor Orlando Hernández.