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Ser entrenador de fútbol de Honduras: Un espacio limitado y repleto de una pequeña élite

Para llegar a ser DT de Primera hay que sacar los tres niveles. Reinaldo Tilguath y Dani Turcios no pueden estar en un banquillo el próximo torneo; además, hay casi 700 técnicos en mora con el Colegio Nacional de Entrenadores...

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10.06.2018

TEGUCIGALPA, HONDURAS

Ser entrenador profesional de fútbol en Honduras es pertenecer a una pequeña élite que ni bien se divide en cuatro ramas (licencias) va estrechando su puerta de entrada a la sala donde están los ricos y famosos: LNP.

En los archivos del Colegio Nacional de Entrenadores (Conefh) hay un registro total de 1,080 técnicos distribuidos en las Licencias A, B, C y D; no obstante, a día de hoy lunes existe una morosidad en 680 de los afiliados.

“El que debe no puede dirigir en ninguna categoría”, confirma Edwin Pavón, el presidente del gremio; “sin embargo, no son grandes cantidades, así que normalmente se pone al día cuando arregla con un equipo”, explica el Filósofo.

Por ejemplo, un asociado Licencia A paga una cuota equivalente a 500 lempiras al año; uno Licencia B, 400 y uno Licencia C, 300 lempiras anuales.

Al crearse la Escuela Nacional de Entrenadores (Enefut), que dirige Marco Antonio Garay y que tiene en Carlos Ramón Tábora a su coordinador regional para San Pedro Sula, la estructura obsoleta de los dueños de la táctica ha empezado a mutar hacia la profesionalización y la categoría de Entrenador Nacional de antes pasó a llamarse Licencia A, que es el documento que faculta a cualquier persona con educación media, mínimo, a dirigir en Liga, Liga de Ascenso, Liga Mayor, Liga Intermedia o categorías formativas.

“Nuestra visión es que para el año 2021 queremos ser reconocidos como una institución sólida de formación de entrenadores en la Concacaf”, explica Garay, doctor de profesión nombrado en la Enefut el pasado 5 de agosto de 2016. “Debemos formar entrenadores nacionales con un perfil internacional. ¿Hace cuánto que un DT nacional no sale del país?”, se pregunta Garay.

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Un espacio limitado
Pero más allá de la formación y especialización de cerebros tácticos, de los 1,080 entrenadores que oficialmente reconoce el Conefh apenas un reducido grupo es el que ha formado un círculo vicioso en Primera División; o sea, llegar a la élite no es nada fácil y los que están parecen vivir en una zona de confort de la que no desaparecen.

Por ejemplo, Mauro Reyes fue cesado el torneo pasado en Juticalpa y para el Apertura ya se apuntó con Honduras; antes de llegar a Platense, Carlos Martínez fracasó en la Real Sociedad de Tocoa y Héctor Castellón pasó de Vida a Juticalpa.

Algo similar sucede en Argentina, por ejemplo, un país de 44 millones de habitantes que cuenta con 15 mil técnicos: Alfaro, Zielinski, Bernardi, De Felippe, Coudet y Madelón son solo algunos de los nombres que se repiten una y otra vez en la Superliga local. Todos estos cerebros dirigirán en el torneo 2018-2019 y ya pasaron al menos por dos clubes diferentes.

Mientras, en Costa Rica y según datos de la Escuela de Desarrollo y Estudio Técnico de la Fedefútbol, se necesitan alrededor de 1,200 entrenadores para acabar con el empirismo. “Nos hace falta muchos técnicos clase A, porque los entrenadores deben entender que no solo está la Primera; cuantos mejores profesionales lleguen a la liga menor, más jugadores de calidad aparecerán”, explicó Julio Murillo, director de la Escuela de Desarrollo.

Limpiar el proceso
En Honduras, habilitados para dirigir formalmente apenas hay un aproximado de 400 DT, tomando en cuenta los 680 elementos que no pagan sus mensualidades. Licencia A son 120; Licencia B, 96; y Licencia C, 104.

Hablando solo de Primera ya hay polémicas de cara al nuevo torneo: el nuevo asistente de Olimpia, Dani Turcios, no aparece como afiliado al Conefh. En todo caso, si estuviera inscrito no cumple con los requisitos para estar en el banquillo, ya que en Olimpia Reservas aparecía en condición de quinesiólogo.

También hay otro caso: Reinaldo Tilguath. El Maizoro acaba de ascender con el Infop, pero apenas es Licencia C (solo puede conducir equipos de Liga Mayor para abajo). Y finalmente Amado Guevara, asistente de JL Pinto en la H que no pudo clasificar a Rusia, es Licencia C y a lo interno del Conefh no se explican cómo ahora es el nuevo DT de Puerto Rico.

Urge depuración y profesionalización en el país.

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Licencia A, la llave para ser de Primera
Para ser entrenador en la Primera División hay un solo requisito: sacar la Licencia A que expide la Escuela de Entrenadores.

Son 350 horas de clase y para la clase de Metodología de la técnica y táctica se contrata a un entrenador internacional que viene a Honduras a impartir 10 horas intensas; de acuerdo con las nuevas normativas FIFA, para el próximo campeonato de la Liga de Ascenso será condición necesaria ser Licencia A para sentarse en un banquillo.

Además de todas las clases generales, se intensifica la enseñanza de inglés técnico y una de las pruebas cruciales es que el alumno debe impartir una clase en ingl?s al momento de la práctica supervisada.

De acuerdo con los datos del Colegio Nacional de Entrenadores, apenas 120 técnicos de todo el país se mantienen al día en sus cuotas; o sea, solo entre estos personajes los equipos de Primera y Segunda División pueden elegir a su adiestrador. Se mantiene contactos con la Escuela de Entrenadores de Uruguay para empezar en el país la enseñanza de la Licencia Pro, la élite de los DT.

Los DT de las polvorientas ya tienen una opción de estudio.

Los DT de las polvorientas ya tienen una opción de estudio.

Licencia B, un escalón para llegar a ser de Liga
En la antesala de la Licencia A asoma la B, con la que todavía no se puede dirigir en Primera División.

Se intensifica la enseñanza en las cuatro grandes áreas: fisiología y biomecánica humana; psicología aplicada en adolescentes y adultos y dirección de equipos y jugadores; seguimiento al desarrollo de talentos y metodología de la técnica y táctica.

Además, el aprendizaje de inglés empieza a tomar preponderancia. “Así como los árbitros deben saber otro idioma, los entrenadores deben estar preparados para ir a dirigir a otro país, en otra lengua”, subraya Marco Garay, el jefe de la Escuela de Entrenadores.

Licencia C, la única que se extiende por historia
Un total de 104 técnicos Licencia C se mantienen al día en el Conefh, que enlista en este rango a los profesionales que pueden dirigir de Liga Mayor para abajo.

Para inscribirse en la Enefut debe tener al menos aprobado el colegio y someterse luego a casi un año de enseñanza; al final de la práctica profesional supervisada, el aspirante a aprobar el curso debe dirigir a un equipo durante seis meses para inscribirse en la Licencia B.

“Al que haya sido jugador de la Selección y demuestre haber jugado 40 partidos internacionales, se nivela y se le extiende la Licencia C como una prebenda del Conefh”, explicó su presidente, Marco Garay.

Licencia D nace para atacar el empirismo
La Federación de Fútbol quiere desaparecer el empirismo en el gremio de los entrenadores. Por eso evolucionó el antiguo título de “Habilitante local” para llegar a la actual Licencia D, orientada a fortalecer las capacidades de los padres de familia, maestros de escuela o trabajadores en general que dirigen a un grupo de niños o adolescentes en barrios, colonias, aldeas o pueblos.

“No queremos que se repitan los errores de antes en el nivel base”, explicó Marco Antonio Garay, director de la Enefut. “La Licencia D se ha masificado y hemos formado unos 500 técnicos.

Las cifras más recientes nos llevan a 104 en occidente; 82 en La Ceiba y Tela y 38 en Danlí”. A pesar de los esfuerzos, al Conefh apenas se han ido a registrar 196 entrenadores.