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'Me gusta enseñar lo que mejor hice...”

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20.08.2014

Tegucigalpa, Honduras

Veinte años de comer charlas técnicas, “unas aburridas, otras no”; cuarenta de vida. A Carlos Pavón le ha llegado el hada mágica a la puerta de su casa y, tras 836 días de haber colgado los botines en su museo personal, regresa a su segunda casa: la Selección Nacional.

“Es como que estoy empezando a pagar todo lo que la Selección hizo por mí”, atina a decir la Sombra, mientras se acomoda algunas hebras doradas de ese pelo disparejo que intenta jugar con la tarde capitalina. Ha finalizado el segundo microciclo de la era Hernán Medford y el histórico artillero de la Mayor (56 dianas) se detiene a hablar con Zona antes de que sea el momento de partir al norte.

Recuerda, entonces, que mientras el secretario de Fenafuth, Alfredo Hawit, le planteaba la idea de incorporarlo a la Sub 20 (“reto que acepté, porque me gusta orientar a los muchachos”), surgió la plática de una potable incorporación al mismo equipo donde brillara tantas noches. “La llegada de Hernán Medford estaba latente y Alfredo me dijo que también se consideraba la opción de asumir como uno de sus asistentes”.

Ahora, el futbolista más popular del mundo en 2010 es el primer auxiliar técnico de Hernán -así le llama, ni siquiera profe, Hernán a secas-. “Me gusta aprender de él y me encanta su método porque es simple, directo: vos vas a la derecha, vos cerrás por el costado izquierdo, nada de enredar al futbolista con mucha cuadrícula en la pizarra”.

Cuentas claras...

En las prácticas se le confunde entre el pelotón de jugadores que saca la fibra en esta nueva Bicolor y solamente el matiz de su uniforme y algunas libras de más lo pueden distinguir del grupo. “Me gusta lo que estoy haciendo”, dice el último gran ídolo de la Máquina, antes de extender su mano y empezar a tocar dedos para enumerar los entrenadores que marcaron su carrera.

“Me encantó lo que hacía el profesor Luis Fernando Tena, el Flaco, en Morelia: exigía que el jugador se comprometiera con el compañero dentro del campo y formaba un grupo espectacular; Rubén Omar Romano, escuela argentina, pero de la práctica, y Ramón el Primitivo Maradiaga, quien te decía que el fútbol es sencillo y no hay nada que inventar, porque si lo hacés te enredás”.

¿Cuándo te entró curiosidad por esto de ser DT? Un día, hace como dos años, me dio por seguir metido en el fútbol y me dije que la única manera que lo podía hacer era como entrenador, porque me gusta enseñar lo que mejor hice.

¿Pero cómo llegó ese momento que hiciste clic, “esto es lo mío”? Iba al palco del Morazán a ver los partidos del Real España y ya observaba de manera distinta el fútbol, me enfocaba en detalles, mientras el aficionado normal solo mira a los jugadores corriendo.

Ya descifrabas esquemas, entonces. Me fijaba en el parado de los defensas, en cómo se ubicaban los delanteros. Cosas así. Y empecé a estudiar.

¿A qué técnicos seguís en el mundo? Me gustan Mourinho, Simeone, Ancelotti, Guardiola, técnicos modernos... el Primitivo Maradiaga también; ahora que estoy metido en este rollo me gusta observar mucho y uno va viendo modelos a seguir, el porte, la intensidad en el juego...

¿Pensabas que ibas a llegar tan rápido a la H? Una vez que tomé la decisión de ser entrenador, me fijé una convicción: llegar a la Selección, esa H que me dio mucho y que me dio la oportunidad de crecer como futbolista y, tan joven, salir al extranjero.

¿Qué te ha pedido Hernán Medford? Es un trabajo integral, pero sin duda que lo que hemos visto es la falta de trabajo de base con los delanteros.

Ahí aparecés vos, entonces. Es que muchos delanteros llegan a Liga Nacional sin una base y les va bien, pero a la mayoría le falta aprender a jugar sin balón y ese es mi enfoque, enseñarles eso.

¿Cuál es el que juega mejor sin balón? Ninguno. Todos buscan la pelota al pie, pero eso se aprende, no es fácil y acá estoy para enseñarles a jugar sin balón... crear tu propio espacio te da la chance de quedar solo frente a la meta.

Y en general, ¿qué otro defecto encontrás en el jugador nacional? Que es muy desconcentrado, despistado e indisciplinado. Tiene mucha calidad, pero siempre hay algo que lo distrae para entregar el plus; uno como técnico quisiera estar sentado en el banco, tranquilo, pero acá no se puede, por eso siempre hay que estar ahí en la línea de cal.

¿Te ilusiona ser el DT de la Selección Honduras en el futuro? Por los momentos soy asistente técnico, colaboro con Hernán y aprendo mucho de él. Esta Selección nos genera mucha ilusión.