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La tierra que cosechó a Donis Escober

No hay calle ni esquina de San Ignacio que no tenga una anécdota del Pimpollo, que va de titular el domingo con Olimpia en la gran final.

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09.12.2011

Si algún día hay que ponerle apellido a la humildad y sencillez, ese será Escober.

Zona se fue a la tierra que dio fruto a uno de los mejores porteros de Honduras en la historia: Donis Salatiel Escober Izaguirre.

Sí, el mismo que se ha confirmado que jugará en el arco del Albo en la gran final ante Real España. Su familia, enteramente olimpista ('desde el conocimiento', apuntó su padre Salatiel Escober), nos recibió en un día de trabajo en el campo, con la mente puesta en el partido del domingo.

Y quizás no sea solo la familia, la final en San Ignacio se vive a pueblo entero. 'Acá hasta los motagüenses le celebrán las tapadas a Donis', dijo Ramón Zúniga, su primer entrenador en el club Juventud Olímpica, club con el que debutó. De aquí marcamos el inicio...

Debutó y paró un penal


Las calles de San Ignacio suelen tener algo de Donis en cada esquina. No hay nadie que no sepa una anécdota del portero. Zúniga fue su primer entrenador... 'él era delantero, pero también le gustaba ser portero, el papá no me lo quería prestar para jugar', contó, a lo que don Salatiel (por cierto árbitro federado de la Liga Mayor de San Ignacio) repuso: 'estaba muy chiquito' Donis, quien en su debut paró un penal.

'Estábamos jugando con Juventud Olímpica cuando el árbitro pitó penal. La gente invadió la cancha y no se pudo seguir. Debíamos iniciar el próximo domingo lanzando ese penal. Toda la semana trabajamos con Donis los penales. Cuando le tiraron fue a la derecha y lo paró. Allí la gente se fijó en él... y dijimos: 'Donis pronto saldrá de aquí'.

Hoy en día Zúniga es uno de las personas más estimadas por Donis, al grado que en cada visita al pueblo su casa es estación obligada. 'Aquí come, es un muchacho sin vicios y el orgullo de todos', dijo Blanca Escoto, esposa de Zúniga.

Los Pimpollos

Desde que Escober hacía atajadas de ensueño cada domingo, el club Pimpollos se interesó en llevarlo a sus filas. No tardó mucho en que los del barrio Arriba (sede de ese club) se lo llevaran al estadio Arnulfo Ochoa para ser el estelar en los tres tubos.

'La primera oferta de Donis tras jugar con Pimpollos fue del club Melgar (los desaparecidos Conejos capitalinos), pero luego el presidente de Pimpollos se lo llevó a una prueba a Olimpia, donde le fue bien y allí se quedó', contó el padre del golero.

Su madre María Antonia Izaguirre también lo recuerda: 'cuando estaba como de unos seis años era delantero, armaba pelotas de todo y cuando metía un gol decía: ‘gol de Donis Escober’. Ya cuando era portero sí jugaba a ser Carlos Prono (argentino exguardameta de Olimpia), ahora yo miro en la calle a los niños de San Ignacio que juegan de portero y gritan ‘¡yo soy Donis Escober!’, eso me llena de orgullo'.

No oculta sus raíces


Las virtudes de Donis Escober son justamente los calificativos de este trabajo: humildad y sencillez. Todos recuerdan al niño Donis que jamás dio problemas en casa. 'La alegría de Donis', nos cuenta don Salatiel dentro de una milpa, 'es venir a estos montes a trabajar con nosotros; cuando está de vacaciones en Olimpia no viene a dormir como pensará la gente, viene a trabajar con bueyes y anda por todos esos cerros, y los compañeros le piden que les lleve frijoles, ja, ja, ja', contó.

Las marcas de Escober

Aquel gol de cocina ante Costa Rica en el estadio Jalisco rumbo a los JJ OO de 2004 marcó a Donis de por vida. 'Yo le dije que lo mejor era que se dejara entrevistar, que la prensa así como lo tiró al suelo también lo levantaría', recordó Zúniga. Mismo consejo le dio su padre, quien incluso 'llamaba a todos los programas deportivos para defenderlo', contó.

'Fue algo muy doloroso, Donis venía aquí y se ponía triste, pero yo le dije que siguiera adelante, hasta que un día me dijo: ‘mami -y levantó el brazo-, no descansaré hasta llegar a un mundial’', finalizó doña María Antonia. Su mejor amigo Carlos Raudales lo recuerda todo exactamente así, desde el primer juego con Pimpollos, hasta el último: 'lo conozco y sé que el domingo hará un gran partido'.