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En minimuseo se exhiben invaluables reliquias del mundo

Alejandro Mejía, dueño de Casa y Campo en Ojojona, es un apasionado coleccionista de piezas antiguas, algunas de las cuales datan de 1827. El recinto alberga piezas internacionales.

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18.08.2012

A solo 1 kilómetro antes de llegar a Ojojona se encuentra un acogedor recinto llamado Casa y Campo.

Con apenas unos meses de existencia, este lugar es muy conocido por pintores y artistas de la zona, y en especial por los coleccionistas de objetos antiguos.

Y es que Alejandro Mejía Molina, propietario del este minimuseo, tiene en exhibición objetos antiguos de todo el mundo, algunos de ellos considerados como verdaderas reliquias, como la bayoneta que fue utilizada en la batalla de la Trinidad en 1827 o un casco de la segunda Guerra Mundial.

Y es que para Alejandro sus deseos de coleccionar antigüedades nacieron desde que era un niño, porque le llamaban la atención algunas piezas de las casas de sus abuelos, y las fue conservando a través del tiempo.

“Cuando me casé seguimos coleccionando piezas con mi esposa, hemos recorrido muchos pueblos exclusivamente para recolectar más objetos antiguos”, relata Mejía.

El minimuseo ubicado dentro del restaurante está ornamentado con balanzas, planchas, instrumentos musicales, cámaras fotográficas, proyectores de películas, artefactos musicales, camarines, teléfonos, armas y otros artículos curiosos que le dan un aire peculiar al lugar.

Más allá de ser un restaurante, Casa y Campo se convierte en un refugio cultural ubicado entre árboles y forrado de bambú al que se agregan juegos de mesas y sillas.

Allí el visitante puede apreciar varios armarios de objetos raros que, a pesar de ser antiguos, no se ven marcados por el paso del tiempo gracias al mantenimiento que les brinda su propietario.

Alejandro es un caballero muy atento con los visitantes, empeñado en mostrar el lado más hermoso a los turistas que llegan a su estancia. Su pasión por adquirir objetos antiguos se ha intensificado en los últimos 12 años y el valor real de lo que tiene solo los coleccionistas lo saben.

Calcular el valor de los objetos es difícil, según el coleccionista, porque algunas piezas fueron adquiridas por herencia de familiares y amistades, otras son las únicas en existencia.

“Esta colección tiene un alto costo monetario, pero no es lo que apreciamos, sino el paso del tiempo sobre estas, es remontarse a épocas muy interesantes de la historia”, afirma Mejía.

Algunas de las piezas fueron elaboradas en Europa y Estados Unidos, como el motor de la planta eléctrica de la primera casa en Ojojona que tuvo energía eléctrica. Para Alejandro esta galería no es para comerciar, sino para encontrarse con sus amigos y compartir la misma pasión con otros coleccionistas de todo el país.

Alejandro Mejía alimenta cada día su pasión por las piezas antiguas porque disfruta el toque estético de las mismas, además lee mucho sobre diseños y la pasión por coleccionarlos se hizo cada vez más fuerte en su mente.

A través del tiempo, su colección se hizo cada día más abundante y hoy quiere mostrarla al mundo entero.

Muchas personas se asombran con algunas de las reliquias porque contienen informaciones que desconocían, por eso visitan el lugar para aprender del coleccionista experimentado e intercambiar conocimientos con él.

Al acudir a este lugar, los visitantes no solo se sienten complacidos por el buen toque de la gastronomía preparado por el anfitrión, sino porque tienen la oportunidad de contemplar y relajarse con objetos antiguos que formaron parte de impresionantes hechos de la historia.

cosa importante es que en Casa y Campo la familia encuentra la oportunidad de compartir con otros aficionados.

Muchas personas han quedado fascinadas por las historias y detalles raros de “escasos” objetos como un tocadiscos inglés o los frenos para caballos y otras herramientas españolas y peruanas. Para enriquecer su colección Mejía siempre trata de que cada objeto tenga una gran historia que pueda relatar a sus visitantes.

El coleccionista aclara que “cada vez que veo mi colección percibo el sentimiento humano en cada una de las piezas y no lo vendo a nadie aunque la oferta económica sea muy alta”.

Con la teoría de que los objetos antiguos llevan consigo sentimiento humano, Alejandro no descarta incrementarlos con las excelencias milenarias que pueda encontrar.

Para este personaje también es importante apoyar el arte y abrir las puertas para que puedan exhibir sus obras los artistas, por ello es que pintores y personas que trabajan con arte en vidrio, bambú y hierro forjado llegan cada domingo al recinto para ofrecer sus trabajos a los turistas y además hacer un puente cultural que une a los antecesores con la generación actual.

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