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Entusiasmo por primer fascículo de Ciudad Blanca

Estudiantes de centros educativos reciben la primera entrega de la serie de diario EL HERALDO, Desentrañando La Mosquitia. Los fascículos
serán publicados los días lunes, miércoles y viernes. Ir a Especial: Ciudad Blanca

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17.07.2012

El misterio está siendo develado. EL HERALDO demuestra una vez más su liderazgo al adentrarse en la selva misquita para ir en busca de la mítica Ciudad Blanca.

En una serie de investigación única que inició ayer y que se denomina Desentrañando la Mosquitia, los lectores comenzaron a explorar el mito y la realidad de la ciudad perdida de los pech y sus pobladores ancestrales.

El primero de seis fascículos que serán publicados los días lunes, miércoles y viernes durante dos semanas consecutivas, gracias al patrocinio de Grupo Financiero Ficohsa, llegó ayer a los centros educativos.

El primer fascículo denominado “Los vestigios de la Ciudad Blanca”, de la serie Desentrañando La Mosquitia, fue leído por estudiantes de secundaria. EL HERALDO recorrió algunos colegios y recogió las opiniones de alumnos y maestros que, además de considerar que la serie es un trabajo muy interesante, resaltaron el hecho de que EL HERALDO se sumergió en la selva misquita con el objetivo de encontrar la verdad sobre la legendaria Ciudad Blanca.

Primera entrega

El primer fascículo contiene información sobre los vestigios antiguos encontrados en La Mosquitia, que evidencian la existencia de pobladores en esta región entre 800 y 1,400 años después de Cristo. Esta evidencia arqueológica ha estado guardada en La Mosquitia sin que se haya realizado muchas investigaciones al respecto, en parte por la densa foresta y el difícil acceso a la zona.

Esta información contenida en esta primera entrega despertó la curiosidad de los estudiantes, quienes expresaron que no conocían mucho de este sitio arqueológico, ya que es la cultura maya la que siempre está presente en los textos.

“El fascículo está muy interesante porque habla sobre una cultura que no es la maya”, expresó Alfredis Andara, del instituto San José del Pedregal.

En esta primera entrega también se plantea que los expertos consideran que en La Mosquitia “hay tantas ciudades blancas como vestigios arqueológicos descubiertos”. Las estructuras arqueológicas encontradas son obra de manos pech, pobladores que no tallaban la piedra, a diferencia de los mayas, sino que hacían sus construcciones con rocas sueltas y otros materiales como bahareque y palma. Los pech organizaban los sitios en zonas ceremoniales y domésticas, de lo que hoy solo quedan montículos.

De la Ciudad Blanca se han hecho varias conjeturas, pero el trabajo realizado por el diario líder, que cuenta con el patrocinio de Grupo Financiero Ficohsa, permitirá descubrir qué es mito y qué es realidad.

Ir a Especial: Ciudad Blanca

Hasta el momento el sitio arqueológico de Las Crucitas de Aner, en la parte sur de la zona de amortiguamiento de la Biósfera del Río Plátano, es solo uno de varios asentamientos establecidos por los antiguos pobladores de La Mosquitia, que incluyen a los ancestros de los pech, quienes abandonaron gradualmente estos sitios en un proceso de cambio de vida, según los expertos.

Y tal como mencionó el maestro Mariano Zepeda, del Instituto Salesiano San Miguel, la investigación de EL HERALDO permite conocer más de la historia que gira alrededor de la Ciudad Blanca.

Y lo que se ha abordado en esta primera entrega será enriquecido con los cinco fascículo que quedan por publicar y que usted puede coleccionar porque vienen insertos de forma gratuita en EL HERALDO.

Nuestros lectores podrán disfrutar también de un especial multimedia en nuestra página digital www.elheraldo.hn, con contenidos, galerías, videos e infografías en 3D.

En ellos no solo encontrará lo que el equipo de investigación conoció acerca de la legendaria ciudad, sino la riqueza de flora y fauna de La Mosquitia, así como la herencia cultural de los actuales pobladores.

Desentrañando La Mosquitia contó con la asesoría de la antropóloga hondureña Gloria Lara Pinto, catedrática de la Universidad Pedagógica

Nacional Francisco Morazán, y el dasónomo hondureño Jorge Salaverri, quien fue el guía de la expedición que llevó al equipo de este rotativo a descubrir la llamada también “ciudad perdida”.