Tegucigalpa

Misa de acción de gracia por el título de Basílica al Santuario de Suyapa

El oficio religioso congregó a la conferencia episcopal en pleno, autoridades gubernamentales, locales y fieles devotos.

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29.10.2015

Tegucigalpa, Honduras

En respuesta a la fe del pueblo hondureño, la Santa Sede, con especial bendición del papa Francisco, ha dado la dicha a Honduras de albergar una Basílica Menor.

La misa en acción de gracia por el título de Basílica al Santuario de Suyapa fue oficiada por el cardenal Óscar Andrés Rodríguez, en compañía de los 10 obispos de Honduras y el nuncio apostólico Novatus Rugambwa, quien leyó el decreto que eleva a Basílica Menor el Santuario de Suyapa al inicio del acto religioso.

'Demos gracias a Dios por esta casa, por ser Basílica Menor, una casa que nos conecta con el sucesor de Pedro y que, con estos signos, recordar con mayor fuerza que esta no puede olvidar orar por el Santo Padre', reflexionó Rodríguez durante la homilía.

El máximo jerarca de la iglesia católica de Honduras consideró que el templo, cuya primer piedra se puso en 1954, fue 'construida por el amor de los fieles a la madre del cielo'.

'Esta basílica quiere ser también una casa del consuelo de Dios para el pueblo hondureño, que sufre tanto una violencia sin sentido, una cultura de la muerte que debemos luchar sin desfallecer para erradicar', expresó.

En las ofrendas destacó la presentación de una guara como símbolo de la identidad nacional y figura animal que luce en el escudo, junto a la imagen de la Patrona de Honduras.

La imagen de la Morenita no pudo faltar en la celebración.

Un privilegio que no se extingue, que es permanente y que no puede desaparecer, es el título que se le ha otorgado al Santuario Nuestra Señora de Suyapa al elevar su categoría.

Al entrar a este rango del que solo tenía el privilegio en Centroamérica; Costa Rica y Guatemala, el templo hondureño está en sintonía directa con la Basílica Mayor de San Pedro en Roma.

Es un día histórico y de fiesta para la feligresía católica nacional y particularmente de la capital, que asistió a la solemne eucaristía de acción de gracias para oficializar el gran nombramiento.

El oficio religioso congregó a la conferencia episcopal en pleno, autoridades gubernamentales, locales y fieles devotos, a quienes les invadió el regocijo espiritual.