Tegucigalpa
Con los primeros rayos del alba que iluminaron las ciudades gemelas de Tegucigalpa y Comayagüela, la música de las bandas marciales, vestimentas folclóricas y colores patrios en miles de niños recordaron que Honduras cumple 198 años de Independencia.
Los pequeños demostraron un derroche de civismo y amor a la patria. Siendo sus hijos más pequeños la veneraron en lo más alto y cada calle, bulevar y rincón de la capital fue testigo de este acto simbólico por los estudiantes de básica.
Y es que 300 centros de enseñanza del Distrito Central, representados por sus educandos, dejaron una huella colorida con pelotones, pomponeras, cuadros de honor y étnicos, así como pancartas con mensajes sobre el cuidado del medio ambiente.
Desde las 7:00 de la mañana unos 47 mil corazones mostraron su devoción en la calle Los Alcaldes; colonia 21 de Febrero; segunda avenida de Comayagüela, la avenida Miguel de Cervantes y los bulevares Fuerzas Armadas, del Norte, Centroamérica y Morazán.
Los más de 20 centros de enseñanza de los distritos 1, 5 y 10 brindaron un espectáculo al cubrir el bulevar Centroamérica desde la primera entrada hasta el Instituto Intae en la colonia Kennedy.
El cuadro de danza del centro básico Hermán Herrera Molina mostró las raíces del pueblo hondureño con las vestimentas de colores vivos de los indígenas en la época precolombina y los atuendos femeninos de la Colonia española.
Por su parte, el Centro Educativo Experimental de la UNAH llevó una gama de mensajes en pancartas que promovían la conservación del medio ambiente, la cultura y el derecho a la democracia.
De igual forma, las escuelas José Simón Azcona y John F. Kennedy se sumaron en la lucha contra el cambio climático.
“Con este traje envío un mensaje que las cosas no hay que votarlas sino reutilizarlas”, dijo la pequeña Valeria Álvarez, del cuarto grado de la Escuela José Simón Azcona.
En la calle Los Alcaldes, la atmósfera destilaba un honor patrio, pues los grupos de pelotones marchaban con una coordinación perfecta.
La Escuela Domingo Sabio número 1 llevó una carroza con una paloma gigante como símbolo de la paz que tanto necesita Honduras.
Civismo y alegría
Asimismo, el bulevar Morazán se convirtió en un epicentro de pasión y alegría donde los pequeñines con intensidad también participaron en la antesala de la fiesta cívica más grande de Honduras, nación que pronto alcanzará dos siglos de Independencia.
Las escuelas del distrito 11 y sus estudiantes se equiparon con elegantes y floridos vestuarios, instrumentos, pompones, bastones y, sobre todo, con el fervor de un patriota.
Las primeras instituciones que marcaron el trayecto luciendo ritmo y actitud fueron el San Miguel de Heredia, Nashville School, Jardín y Escuela Senderos de Luz, el Centro Educativo Evangélico Bethel y la Interamerican School.
De manera simultánea, a inmediaciones del mítico edificio rojo, los distritos 12 y 9 redoblaron las melodías que las bandas de guerra producían para ensanchar el magno evento.
Dirigidos por sus maestros, los gallardetes vislumbraban a infantes del cuadro de honor, mientras los pompones se agitaban en sincronía de las notas que flotaban sobre la avenida República de Chile rumbo al estrado principal, frente a la Biblioteca Nacional en el centro de Tegucigalpa.
Academias como la Escuela para Ciegos Pilar Salinas, el Liceo San Juan, Católico Santa María e Instituto Santa Teresita provocaron la admiración inmediata de sus espectadores. “Estamos orgullosos de nuestros hijos, es un día especial para nosotros”, relató a El HERALDO una madre que caminaba junto a su pequeño.
El deleite producido por el espectáculo de las palillonas, danzando sincronizadamente con las populares canciones, también se vivió en Comayagüela, desde la Escuela Nacional de Bellas Artes hasta el parque La Merced. Los estruendos de los redobles, bombos y platillos hicieron destellar la Calle Real.
El desarrollo del evento cívico fue resguardado por los elementos de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas de Honduras (FF AA)
