Tegucigalpa

Historias de amor y ternura que comparten los capitalinos en el Día de los Muertos

Los momentos agradables que compartieron con sus seres queridos ahora son recuerdos fugaces que invaden a diario su vida
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02.11.2018

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Las caricias y cuidados que su madre le brindó cuando estaba pequeño son recuerdos que José Cecilio Anariba quisiera tener vivos.

El septuagenario perdió a su madre cuando apenas tenía dos años de vida.

Todos los años visita ese lugar donde hoy descansan los restos mortales de su progenitora.

“Quisiera recordarla pero no puedo. Mi mamá murió cuando se aprestaba a tener a mi hermano, quien también falleció luego de nacer”, relató Anariba.

El entrevistado comentó a EL HERALDO que cada Día de la Madre y Día de los Muertos realiza mantenimiento a la tumba. “Aunque no la conocí, nací de ese vientre”, afirmó.

Por otra parte, coronar a su esposo, sus dos gemelos, su suegra y nieto es el dolor que acongoja todos los años a doña Marina Sánchez.

Los momentos agradables que compartió con sus seres queridos ahora son recuerdos fugaces que invaden a diario su vida.

Las constantes lágrimas que recorrieron su rostro son testigos del amor que aún guarda su corazón. “Es una situación difícil, no solo venimos para esta fecha, hay otros días que aprovechamos para venir y darle mantenimiento a la tumba de mis seres queridos”, comentó.

La entrevistada hizo un llamado a las autoridades edilicias para que no descuiden los camposantos.

A esta lista de conmovedoras historias se une Pastorina Canelas, quien perdió a su madre y a su hermana hace siete años, desde entonces visita con amor y nostalgia las tumbas donde descansan sus seres queridos.

Canelas comentó entre lágrimas que los bellos recuerdos de su pequeña hermana y su progenitora son marcas difíciles de olvidar.

“Me parece que todo fue ayer, primero se fue mi hermanita y luego mi mamá. Solo nos resta guardar sus memorias”, dijo Canelas.

La doliente comentó que para ella no existe Día de Difuntos puesto que visita la tumba de sus seres amados cada vez que puede.

“Con lo que Dios hace, nada podemos hacer. Es difícil pero hay que seguir”, dijo.