TEGUCIGALPA, HONDURAS
Cada callejón empedrado, cada inmueble, cada rincón se mantiene impregnado de historia, valor patrimonial y antropológico.
Aunque no todo su entorno sea parte del centro histórico, el antiguo barrio Berlín, ahora La Leona, es una de las zonas llenas de riqueza de la ciudad.
Sus habitantes, belleza escénica y clima agradable lo convierten en un sitio único y exclusivo, sin obviar los tesoros que posee, que son de un valor incalculable, entre ellos un castillo que hay que rescatar de las ruinas y un parque donde se puede contemplar la ciudad.
Influencia europea
Al referirse al legendario barrio, Arturo Suárez, gerente de Consultores Urbanos y Regionales (Consur), expresó que la topografía, el trazado de sus cuadras y la textura de sus calles lo vuelven singular dentro del tejido urbano de la capital.
Pero a ello hay que sumar su influencia arquitectónica y el tema comunitario, ya que tiene la característica de ser un sector vivo, beligerante, pujante, de cohesión social que se ha perdido en el centro histórico.
“La Leona aún conserva ese sabor a lugar de antaño, viejo, histórico, de barrio tradicional muy parecido al de ciudades de América Latina o Europa”, declaró Suárez.
También esta comunidad ha sido el lugar que los extranjeros, cuando vienen a vivir a la capital, de manera automática eligen.
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Es por ello que es imposible mencionar La Leona sin hacer referencia al doctor de origen alemán Adolfo Walther, cuya herencia, la casa bautizada con su apellido, construida en 1902, en los primeros albores del siglo XX, es un ícono para el barrio.
Se considera que el joven médico, quien llegó a tener estrecha amistad con el presidente Manuel Bonilla, fue uno de los primeros habitantes extranjeros que llegó al barrio. Y así vale mencionar que en el tiempo de la Reforma Liberal, extranjeros, en su mayoría europeos, llegan al país y en particular a la capital, atraídos por diferentes circunstancias.
El historiador Nelson Carrasco, del Instituto Hondureño de Antropología e Historia, declaró que en sus inicios el barrio fue llamado Berlín en alusión a sus primeros pobladores, como el doctor Walther, quien fue uno de los más destacados de la época.
“El doctor Walther construyó un palacete y se configuró porque rompió esquemas, donde predominó una influencia europea en la construcción de varias casas, que son parte de nuestro patrimonio”, aseguró Carrasco.
Y es que La Leona se volvió importante a finales del siglo XIX, cuando llega una cantidad significativa de emigrantes extranjeros atraídos por la Reforma Liberal. Hasta la fecha se conservan apellidos, como resultado de los matrimonio, entre nacionales y europeos. “Entre estos apellidos están los Schultz, Clamer, Miller, Taixes, Taylor, Metzgen. También las embajadas de Italia, Bélgica e Inglaterra iniciaron en el barrio La Leona”, expresó Jorge Valladares, habitante de este sector de la ciudad.
Atractivos
Entre los atractivos que se encuentran en el emblemático lugar y que se consideran como un tesoro está el Castillo Bellucci, en proyecto de ponerlo en valor. También sus callejones, bocaminas, que rememoran la época minera, y esa confluencia del pasado con el presente a través de sus fachadas y calles.
