Tegucigalpa

Artesanal ropaje portan imágenes procesionales para Semana Santa

Las procesiones de la Semana Mayor son la expresión de la evangelización, antiguas imágenes son engalanadas para darle realce a las fechas

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23.03.2018

Tegucigalpa, Honduras
No se arreglan para asistir a las bodas de Caná de Galilea, donde junto a la Virgen María presenciarán el primer milagro de Jesús al convertir el agua en vino, sino para un acto fúnebre.

Y es que tal como se lo predijo el viejo Simeón, una espada ha traspasado el alma de María y la ha dejado sumida en la más profunda pena.

Jesús murió clavado en la cruz y su cuerpo inerte al ser descendido para trasladarlo al sepulcro descansó en el regazo de su progenitora.

Al entierro, solo aquellos que en realidad lo amaban lo acompañarán.

Solemne cortejo
Para impregnar de verdadero sentido los días grandes de la historia de la humanidad, qué mejor que las solemnes procesiones.

Uno de estos recorridos al que la feligresía católica espera asistir con devoción es al Santo Entierro, donde convergen unas 25 imágenes adornadas en sus andas procesionales.

Las esculturas religiosas, talladas en madera, que datan desde hace un siglo, en su mayoría de la iglesia catedral San Miguel Arcángel, han comenzado a ser sacadas de la bóveda especial donde permanecen durante el año.

Un selecto guardarropa en el que se encuentran vestidos, trajes, túnicas, mantos y accesorios como pelucas y flores, está a la disposición.

Las piezas elaboradas en finas telas, de colores llamativos o sobrios de acuerdo con la ocasión, son confeccionados por sastres de alta costura de la capital, en su mayoría fieles devotos.

Vestir las imágenes para la procesión del Santo Entierro el Viernes Santo es una actividad que desde hace 20 años descansan en la responsabilidad de Maritza Durón, quien labora como sacristana en la Catedral.

Con esmero y amplio conocimiento, Durón selecciona el ropaje, con habilidad peina las lustrosas cabelleras sintéticas y conoce a quién pertenece cada una.

Por ejemplo, la de color negro y ligeramente rizada es la que lleva la imagen de María Magdalena, la amiga de Jesús.

Según revelan las Sagradas Escrituras, mientras Jesús estaba en Betania, llegó una mujer con un vaso de alabrastro, en el que llevaba un perfume de nardo puro y lo derramó en la cabeza del Divino Maestro.

También lloró a los pies del Señor y le secaba las lágrimas con sus cabellos.

“Vestir estas imágenes nos llena de sentimiento, pues son una representación de aquellos personajes que estuvieron junto a Jesús y que lo acompañaron al Santo Sepulcro”, declaró Durón.

Maritza ofreció una muestra de lo que realiza en los días previos de la Semana Santa y cambió de ropa a cuatro de las esculturas procesionales, una de ellas a San Pedro Apóstol, a quien le fueron heredadas las llaves del cielo, el infierno y purgatorio.

Luego le siguieron la Verónica, quien tuvo el privilegio de enjugar el rostro azotado de Cristo; Martha, la hermana de Lázaro; María, esposa de Cleofás y María Magdalena.

En una hora, las esculturas quedaron ataviadas con su respectivo ropaje y mantos.

“Recordemos que en los pasajes bíblicos del Nuevo Testamento se hace mención a las Marías que se encontraban junto al Crucificado y a la Virgen María”, señaló.

El cortejo fúnebre que a partir de las 5:00 de la tarde recorre las vías del centro histórico lo encabezan San Pedro Apóstol y le sigue San Juan el Discípulo Amado, que entre sus manos lleva una copa, pues estuvo presente en la Última Cena, donde se instituyó la Eucaristía.

Luego les acompaña María Magdalena, en cuyo rostro se refleja una honda pena, en sus manos es colocado el vaso de alabastro y un pañuelo de seda para secarse las lágrimas.

Le siguen el Cristo de la Misericordia, una imagen en el que se representa el momento en que expiró Jesús.

Luego el conjunto escultórico de ángeles que portan las siete palabras expresadas por Jesús antes de morir: “Tengo Sed”, “Padre, en tus manos encomiendo mi Espíritu”, entre otras.

Y en una carroza significativa es colocada la sagrada imagen del Cristo Yacente, custodiada por los caballeros del Santo Entierro.

La imagen de María Dolorosa se convierte en una de las más esperadas del cortejo, y la que viste su elegante y sobrio traje de luto.

Es acompañada por dos ángeles que llevan los signos de la Crucifixión: la escalera y los clavos.

El Santo Entierro concluye con la asistencia de Martha, María Cleofás y la Verónica.