Tegucigalpa,Honduras
No usan capa ni trajes de acero templado, y algunos no llegan ni a un metro de altura, pero con sus manos y la grandeza de su espíritu transformarán sus centros educativos y comunidades.
Se trata de los estudiantes de las diez instituciones educativas participantes en el proyecto Escuelas Amigables con el Ambiente que impulsa diario EL HERALDO. Esta es la sexta jornada educativa ambiental que se ejecuta en el Distrito Central.
Las escuelas Lisandro Quezada, Doctor Jorge Roberto Maradiaga, República de Francia, República de Canadá, República de Nicaragua, y John F. Kennedy marcaron su brújula con dirección a la práctica de las tres R (reducir, reutilizar y reciclar).
En este camino también se sumaron los alumnos de las Escuela Paquita Guerrero Viuda de Lardizábal, Experimental de Niños para la Música, Víctor F. Ardón y Prevocacional Raúl Zaldívar.
Durante la verde campaña cinco niños de cada escuela integran el Club Ecológico.
Formar parte de este grupo representa el compromiso, esfuerzo y responsabilidad de cada educando por mejorar su entorno y fortalecer la conciencia ambiental entre sus compañeros, familiares y comunidad.
La llegada
Con el estandarte de su escuela en mano y con una mirada que reflejaba entusiasmo, llegaron uno a uno los integrantes de cada club ecológico, acompañados de su directora y maestra guía al cerro de El Picacho.
Al llegar al monumento del Cristo Resucitado, lugar en que se dio el banderillazo de salida para la sana competencia interescolar, el liderazgo y compañerismo de los niños comenzó a percibirse.
A pesar de no conocerse, los alumnos comenzaron a estrechar la mano y a intercambiar sinceras sonrisas unos con otros. La misión en el acto inaugural se cumplió, pues los estudiantes enaltecieron el nombre de cada centro escolar.
Entrevistas y fotos
Sin temor y empoderados de su rol, los niños comenzaron a brindar entrevistas a los medios de comunicación presentes en el evento.
“La contaminación daña la salud de los seres vivos, por eso hay que proteger el ambiente”, manifestó Raúl Becerra, de nueve años.
Un pequeño árbol fue entregado a cada niño para que comiencen a sembrar esperanza por un país que respete la naturaleza.
Durante dos meses, los niños se sumarán a los comités ambientales integrados por 25 niños más, de cada escuela participante y que se encargarán de replicar lo aprendido durante las capacitaciones con sus demás compañeros. Niños ambientalistas, desde ya les felicitamos por asumir este reto en favor de la naturaleza.
