Tegucigalpa

¡La Maratón del Saber llega a Guanaja!

Los estudiantes de la isla fueron beneficiados por primera vez con la campaña de EL HERALDO

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19.04.2017

Tegucigalpa,Honduras
¿Hay algo más hermoso que la belleza natural de la isla de Guanaja? Sí, más allá de sus cristalinas aguas, del refrescante clima que ofrecen los cientos de pinos que le engalanan y de su bello paisaje, hay un recurso más valioso.

Se trata de los niños que a diario acuden a los centros educativos con el afán de aprender y con ello prepararse para transformar su querida comunidad.

Pero los alegres pequeñines de esta zona del país comparten una necesidad al igual que la mayoría de los infantes de Tegucigalpa, Comayagüela, Choluteca, Valle y el resto del territorio hondureño: la carencia de útiles escolares.

Alegría en las olas

La campaña Maratón del Saber, que impulsa diario El HERALDO, en esta ocasión se trasladó en avión y lancha en compañía del equipo humano de la empresa Bonacca Electric Company (Belco), para beneficiar a 700 estudiantes de varias comunidades de la “Venecia hondureña”.

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En la intensa jornada solidaria se entregaron kits escolares que contenían cuadernos, lápices y borradores, con el objetivo de que los escolares puedan realizar sus apuntes con los recursos adecuados.

“Los niños son quienes transformarán la comunidad, algunos quieren ser médicos, otros abogados y hay quienes quieren formar parte de nuestra empresa, por eso es nuestro compromiso de ayudarles a cumplir sus sueños”, manifestó Samir Siryi, gerente de Belco.

El primer donativo se realizó en las instalaciones del Instituto Enma Romero de Callejas, ubicado en Bonacca Cay, conocido también como ciudad de Guanaja o como lo llaman sus pobladores El Cayo.

La acogida en este centro de enseñanza fue sorprendente, pues 200 educandos de esta institución y de la Escuela Cristóbal Colón así como del Kínder Pedro Nufio demostraron con un colorido espectáculo porqué la vida cerca del mar es mucho más cautivadora.

Un escenario con algunos ejemplares marinos, como el delfín, la mantarraya y las almejas nos dejó en claro que no era un sueño,la solidaria campaña por primera vez llegó a Islas de la Bahía.

“Los cerebros de esta isla son los niños, trabajamos con esmero porque nuestra empresa es amiga de la salud, de la juventud, de la educación y de la energía renovable”, expresó Siryi.

Por su parte, Ofelia Antúnez, subdirectora de la Escuela Cristóbal Colón, agradeció la entrega de estos paquetes escolares con la emoción reflejada en su sonrisa.

La música y el ambiente que contagian la alegría de vivir cerca del mar no pudieron faltar durante la entrega. Este pequeñín interpretó un momento artístico durante la entrega.Foto: Alex Pérez

La música y el ambiente que contagian la alegría de vivir cerca del mar no pudieron faltar durante la entrega. Este pequeñín interpretó un momento artístico durante la entrega.Foto: Alex Pérez/El Heraldo

“Muchos de nuestros niños no pueden comprar cuadernos, vienen con los mismos del año pasado o con hojas blancas; es un bien el que hacen a nuestros infantes”, comentó Antúnez.

Arena en vez de tierra
Poemas en honor al ambiente, una contagiosa danza y palabras de agradecimiento fueron los detalles que ofrecieron los estudiantes, padres de familia y docentes en gratitud al donativo.

Pelican Walk fue la segunda comunidad a la que llegó la noble campaña.

Este lugar se encuentra al norte de El Cayo, por lo que en lacha se trasladó tanto talento humano como las cajas que contenían los artículos escolares.

Los anfitriones fueron los alumnos de la Escuela Modesto Rodas Alvarado, quienes en compañía de los pequeñines del prekínder Federico Froebel y del Jardín de Niños Estrellitas comenzaron a sonreír mientras recibían sus paquetes escolares.

“Han venido a brindar alegría a los niños, porque ellos tienen ganas de estudiar, pero a veces no tienen los recursos para acudir a clases, a veces nos toca prestar lápices entre estudiantes, porque no son suficientes”, expresó Vilma Rosales, subdirectora de la Escuela Modesto Rodas Alvarado.

En la popular comunidad de Savannah Bight encontramos a la Escuela José Cecilio del Valle, en ella no había tierra como en algunas calles de Tegucigalpa, sino que lo que cubría el patio era arena.

Otras escuelas que recibieron este aporte fueron la Escuela Matute Ramón Cálix Figueroa, Susan Harrison y Los Delfines.

Sin lugar a dudas, la solidaridad no tiene fronteras ni idiomas