Sucesos

Pandillero asesinado, alias “Pechocho”, tuvo un doble pagándole su condena en El Pozo

José Virgilio Sánchez, alias “Pechocho”, obtuvo reconocimiento nacional al ser capturado en 2017, pero al verificar su identidad debía estar preso en El Pozo desde 2016
19.02.2024

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- José Virgilio Sánchez, alias “Pechocho” es uno de los tres integrantes de la Pandilla 18 que fueron asesinados por asfixia el domingo en la cárcel de Támara.

Este sujeto que guardaba prisión por participar en el asesinato de 17 personas en una zapatería en San Pedro Sula en septiembre del 2010, contaba con una de las historias que más vergüenza causó al sistema penitenciario nacional y que además mostró la complicidad entre las autoridades y las pandillas.

Alias “Pechocho” fue capturado por primera vez a finales del 2010, luego de ser identificado como uno de los participantes de la peor masacre en San Pedro Sula con un saldo de 17 jóvenes asesinados.

Matan a dueño de zapatería donde ocurrió masacre

En agosto del 2013 “Pechocho”, reconoció su culpabilidad y fue condenado a mas de 500 años de cárcel.

Durante los traslados de reos que hizo recurrente el gobierno pasado, “Pechocho” supuestamente fue trasladado a la cárcel de máxima seguridad de Ilama, Santa Bárbara, conocida como ‘El Pozo’, a mediados del 2016.

Hasta ahí, la vida del “Pechocho”, estaba sepultada en una cárcel, pero todo tomó un giro diferente el 28 de mayo del 2017, cuando un operativo en la colonia Jardines del Valle de San Pedro Sula resultó en la captura de peligros pandilleros.

“Pechocho” nunca solicitó una tarjeta de identidad

Sorpresa, uno de los atrapados respondía al nombre de José Virgilio Sánchez Montoya, si el mismo “Pechocho” que supuestamente estaba preso desde 2010 y guardaba prisión en El Pozo desde 2016.

A partir de ahí se formó un escándalo que salpicó el sistema de seguridad nacional, que mediante investigaciones informó que otro reo en algún momento usurpó la identidad de “Pechocho”, ingreso a la cárcel y logró que el verdadero saliera a la calle a continuar con su vida delictiva.

Las autoridades nunca brindaron un informe completo de cómo un reo condenado a mas de 500 años de cárcel estaba libre con un AK-47 en una de las zonas más conocidas de San Pedro Sula.