Sucesos

Hondureña islamista pretendió cometer un atentado en Miami

Hermana de Julissa Maradiaga dice que no es terrorista, pero sí una enferma mental.

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06.03.2015

TEGUCIGALPA, Honduras

Haberse convertido al islam, una religión monoteísta abrahámica cuyo dogma de fe se basa en el libro del Corán, le puede traer serios problemas a Julissa Magdalena Maradiaga Izcoa, de 33 años.

Maradiaga Izcoa, de nacionalidad hondureña, fue capturada el jueves en el aeropuerto internacional de Miami, en Estados Unidos.

Después de que impactó el vehículo en el que se conducía contra una patrulla en el aeropuerto, amenazó con explotar una bomba. Ahora podría enfrentar delitos federales terrorismo.

Casi de inmediato que ocurrió el incidente, fuerzas policiales procedieron a neutralizarla, apuntando armas de reglamento directamente a la humanidad de la hondureña.

Además, los uniformados hicieron uso de perros especializados en detectar explosivos.

Los policías aeroportuarios intentaron determinar si bajo el largo vestido de la mujer había explosivos.

En las imágenes de video se observa cómo la mujer fue puesta de rodillas durante varios minutos, por lo que fue minuciosamente registrada y posteriormente trasladada en un troco a una sala del aeropuerto.

El islam es una religión basada en las enseñanzas del padre Abraham, que adora única y exclusivamente a Alá. El principal profeta de esta religión es Mahoma. Al momento de ser detenida por las autoridades, Julissa Magdalena Maradiaga Izcoa vestía el hiyab, que es el código de vestimenta femenina usado por quienes profesan el islam.

Dicho código obliga a las mujeres a usar largos atuendos que cubren la mayor parte de su cuerpo, hasta los tobillos, muñecas y cuello.

Asimismo, las mujeres deben usar velos para cubrir el cabello y en el sentido más estricto también su rostro con el velo islámico o burka.

Piden que no la deporten

Los familiares de Julissa Magdalena que residen en la colonia San Francisco, Comayagüela, se sintieron sorprendidos al ver las imágenes de video que se publicaron los medios de comunicación.

EL HERALDO constató que desde tempranas horas de ayer permanecen reunidos en la casa de doña María Albertina Canales Izcoa, abuela de la detenida, y ruegan a Dios y a las autoridades de Estados Unidos que “no la deporten, ya que es madre de dos hijos y se encuentra embarazada”.

Jenny Izcoa dijo que su hermana, que está detenida, “tiene problemas mentales y que padece bipolaridad”.

“Ella es una persona cuyas facultades mentales no están muy bien ya que desde 2007 estuvo interna en el hospital Mario Mendoza y en Estados Unidos también ha estado interna, con medicamentos, porque es bipolar”, reiteró Jenny Izcoa.

El trastorno bipolar es una grave enfermedad mental que puede hacer que una persona pase en instantes de un estado anímico de alegría a la tristeza o depresión.

Antecedentes

Julissa Magdalena viajó de manera ilegal a Estados Unidos en 2003, cuando apenas tenía 17 años, después de cursar el tercer año de ciclo común en el Instituto Alpha de Comayagüela, y en 2007 fue deportada.

Sin embargo, volvió a realizar el viaje y logró llegar a Estados Unidos, donde mantuvo una relación sentimental con una persona mexicana.

Luego conoció a otro hombre de creencia islámica, con quien mantiene otra relación sentimental, por lo que actualmente tiene alrededor de cuatro meses de embarazo, sin embargo, los familiares que residen en Tegucigalpa hasta ayer se dieron cuenta del estado de gravidez.

Hace un año y medio, Julissa Magdalena profesa la religión islámica, por lo que ha cambiado su vestimenta.

Por su parte, Ivonne Jackeline Izcoa, dijo a EL HERALDO: “ella me habló el jueves bien tranquila y me preguntó por mi abuela y luego me dice: ‘espérese’ y era que estaba alegando con el policía”.

“La llamada la recibí como a las 3:00 de la tarde de ayer (jueves) y me dijo: no cuelgue que estoy hablando con un policía”.

“Yo solo escuché que un policía le dijo: ‘haga caso, la vamos a deportar’, y se puso alegar con el policía y mejor corté la llamada y no se ha vuelto a comunicar con nosotros”, enfatizó Ivonne Izcoa.

Mientras que María Albertina Canales Izcoa, abuela de Julissa, dijo sentirse triste por lo que le está pasando a su nieta.

“Espero que no la vayan a deportar porque sus hijos la necesitan, igual que ella necesita a sus hijos”, manifestó la acongojada abuela de 83 años.

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