El sonido de una bala irrumpió la tranquilidad que imperaba la noche de ayer en uno de los bloques de Residencial Plaza, mientras el cuerpo de una joven se desplomó al sufrir el impacto de un arma de fuego.
Su cuerpo quedó tendido en una calle peatonal al otro lado del portón que fue instalado por los vecinos para evitar ser víctimas de actos violentos.
En la zona, algunos testigos informaron que la joven mujer respondía al nombre de Cinthia Roxana Banegas Maradiaga, de 31 años de edad.
Se conoció que era maestra de educación primaria y que residía en el mismo bloque donde fue asesinada por desconocidos.
Hasta ayer la Policía desconocía el móvil del asesinato y el paradero de los hechores. Sin embargo se descartó que se tratara de un asalto, ya que la dama tenía todas sus pertenencias.
Minutos después de este trágico hecho, el radiocomunicador de la Policía Nacional informaba otro sangriento hecho contra otra mujer.
El acto violento se registró en la aldea La Concepción, dentro de una casa de habitación donde funcionaba una pequeña pulpería.
Ahí el cuerpo sin vida quedó tirado boca abajo en medio de un charco de sangre.
Vecinos del lugar identificaron a la dama como Dilcia Santos Ávila, propietaria y administradora del negocio.
La dama también fue atacada por sujetos desconocidos que merodeaban el lugar, y que al parecer le cobraban el impuesto de guerra.
Personas del lugar reaccionaron nerviosas al asegurar que en esta comunidad nunca se había registrado una muerte de este tipo.
Según datos del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, en 2014 se reportaron más de 453 muertes violentas de mujeres.
Pero en comparación con las 636 muertes violentas de mujeres reportados en 2013, el 2014 mostró una disminución de 183 casos.
El artículo 118-A del Código Penal establece que quien incurre en el delito de femicidio puede recibir una pena de 30 a 40 años.
