La Policía Nacional de Honduras continuaba este lunes tras las pistas que conduzcan a los asesinos del empresario sureño Alex Berríos y su familia, cuyos cuerpos fueron encontrados con cuatro días de diferencia en distintos sectores del país.
Fuentes policiales confirmaron que ya se encuentran bajo el poder de las autoridades dos de los vehículos sustraídos de la vivienda de Berríos el día en que su esposa Francis Clara Melara, de 49 años, y su hija Alexandra, de 17, fueran liquidadas en la colonia La Cumbre de la capital de Honduras.
Los automóviles, una camioneta Toyota Prado, color negro, con placa PDG 3108, y un turismo Mitsubishi, color gris, con registro PDH 8512, fueron hallados en la colonia Loarque y América, respectivamente, y posteriormente decomisados por las autoridades.
Los cadáveres de Alexandra y su madre fueron encontrados dentro de su casa la noche del jueves, mientras el de Berríos fue localizado la noche del domingo en un sector de Juticalpa, Olancho, al este de Honduras.
Los investigadores sospechan que al momento del asesinato de las dos féminas, la camioneta negra blindada estaba en la escena, ya que las manchas de sangre en el lado del conductor pertenecerían a la esposa de Alex Berrios.
Al momento de los levantamientos, los tres cuerpos presentaban señales de descomposición y hasta la tarde del lunes, se encontraban almacenados en la morgue del Ministerio Público.
Familiares de los fallecidos llegaron al lugar para reclamar el cuerpo de la jovencita, quien tiene nacionalidad estadounidense, para trasladarlo al país norteamericano.
El destino de los otros dos fallecidos no fue determinado por los parientes, aunque según personal forense, estos serían sepultados en Honduras.
Orlando Alexander Berríos Escoto, de 54 años, originario de Langue, Valle, era propietario de dos carwash y de una rentadora de vehículos.
Según el director de la Policía Nacional, comisionado Ramón Sabillón, tenía antecedentes penales por tráfico de drogas y violencia intrafamiliar.
Las autoridades investigan un posible ajuste de cuentas como el móvil de los crímenes contra la familia Berríos Melara.
