Sucesos

Enoc Chinchilla y Angie Peña, las incógnitas que Honduras no ha podido resolver

Conmoción y solidaridad son algunas de las reacciones masivas que las extrañas desapariciones de estos dos hondureños despertaron en la comunidad nacional e internacional
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12.01.2022

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- De las más de siete mil notificaciones de alerta amarilla emitidas por la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) sobre personas desaparecidas en el mundo, 880 son de hondureños, pero de estas, dos casos son los que sobresalen, debido a la popularidad que tomaron entre compatriotas y personas de otros países.

Enoc Misael Pérez Chinchilla y Angie Samanta Peña Melgares se han convertido en los rostros de las desapariciones en Honduras, pues aunque se perdió su rastro en años y circunstancias diferentes, algunas características en sus casos despertaron la indignación, el miedo y la incertidumbre en la sociedad.

Además hay un par de factores en común que merecen la pena destacar.

1. Unas vacaciones convertidas en tragedia

El primer hecho destacable en ambos casos es que tanto Enoc, quien entonces tenía 12 años, y Angie, de 22, desaparecieron en medio de lo que deberían ser unas de las mejores vacaciones de sus vidas.

El pequeño llegó a Tela, en el departamento de Atlántida, tras varios años de haber emigrado a España con su madre, por lo que ella, confiando en que nada malo ocurriría, le concedió una de sus más grandes peticiones: volver a ver a sus parientes, pues se fue cuando era muy pequeño y necesitaba de alguna manera reencontrarse con su familia y su cultura.

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Sin embargo, estando con ellos ocurrió la peor desgracia, su tío, su abuelo paterno y una niñera que había sido contratada para cuidarlo fueron asesinados, mientras que del menor no se supo nada más, pues fue sustraido de la vivienda por personas desconocidas.

En el caso de Angie, pretendía junto a su madre y su hermana disfrutar de los asuetos de fin de año en Roatán, Islas de la Bahía, uno de los lugares más visitados en el Caribe hondureño. La idea era permanecer ahí varios días y luego retornar a Tegucigalpa con su mente y cuerpo relajados, su piel bronceada y muchas fotografías que les recordaran durante años el momento vivido.

La última fotografía que la hermana de Angie le tomó antes de su desaparición. La joven aparece a bordo del jet ski que rentó.

La última fotografía que la hermana de Angie le tomó antes de su desaparición. La joven aparece a bordo del jet ski que rentó.

2. Un entorno desconocido

Como ambos se encontraban disfrutando de sus vacaciones, no vivían en el lugar donde se perdieron. En el caso de Enoc, era la primera vez que viajaba al país desde que tenía cuatro años, cuando su madre regresó por él tras dos años separados y se lo llevó para que tuviera mejores oportunidades en Europa, donde con mucho esfuerzo, ella limpiaba casas para sobrevivir.

A diferencia de Enoc, Angie ya había ido a Roatán en otras ocasiones, pero no significa que conociera el lugar como la palma de su mano. La joven y su familia, como cualquier visitante que llega al sector donde se encuentra la segunda barrera de corales más grande del mundo, ansiaba disfrutar de las actividades programadas por las empresas de la isla, que subsisten en su mayoría gracias al turismo.

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Fue así que ella y su hermana decidieron alquilar unas motos acuáticas y recorrer la playa de West Bay, pero tras un primer viaje acompañadas de un guía, Angie decidió regresar al agua, de donde nunca más volvió a salir, desatando la alerta entre sus familiares, quienes la reportaron como desaparecida.

Sin embargo, en ambos casos el hecho de haberse perdido en un lugar ajeno al que vivían ha dificultado las búsquedas, pues no es fácil determinar las causas de sus desapariciones, ya que nadie los conocía en la zona y por ende, tampoco estarían interesados en dañarlos... o al menos, eso se creería.

3. ¿Víctimas del crimen organizado?

Siendo Honduras uno de los países más violentos del mundo, situado en la posición número 124 del Índice de Paz Global en 2021, muchas de las desapariciones tienen como autores a miembros de estructuras criminales.

En el caso de Enoc, el panorama es un poco más claro, pues dos miembros de su familia y una empleada fueron acribillados a disparos en la vivienda donde todo ocurrió, por lo que la teoría inicial siempre fue que criminales se habían llevado al menor. Pero para Angie hay más dudas que respuestas, pues al haber desaparecido mientras realizaba una actividad acuática, la hipótesis principal que manejan las autoridades sigue siendo un accidente marítimo y un posible ahogamiento.

Rubilio Arturo Pérez de 50 años (abuelo del niño), Israel Ramos de 42 años (tío de Enoc) y Cindy Xiomara Castro de 21 años (niñera).

Rubilio Arturo Pérez de 50 años (abuelo del niño), Israel Ramos de 42 años (tío de Enoc) y Cindy Xiomara Castro de 21 años (niñera).


Sin embargo, Walter Peña, el padre de la joven, asegura que para la familia esto ya no es una opción, pues luego de las búsquedas incesantes no se halló nada que indicara que Angie había naufragado, ni su ropa, ni su cuerpo, ni el jet ski que rentó, ni siquiera indicios en la flora o fauna de la zona que dieran muestras de un accidente, por lo que él afirma que su hija puede estar en tierra firme y ser víctima de rapto.

Las autoridades tampoco han descartado su versión, pero aseguran que primero deben investigar que Angie Samanta no haya sufrido un percance como muchos pescadores y turistas que se han atrevido a entrar al mar en ese sector. Posteriormente se encontraron un chaleco y el cordón de una moto acuática que podrían ser de la joven, pero esto no ha sido confirmado.

4. Padres incansables en su búsqueda

En fotografías de las redes sociales de Angie se puede ver que proviene de un hogar unido, que su padre ha sido su apoyo en los momentos más importantes de su vida, como cuando se tituló como licenciada en administración y negocios el año pasado.

Ese mismo lazo es el que ha hecho que Walter Peña mueva mar y cielo para poder encontrarla... literalmente. Con ayuda de sus familiares y la solidaridad de los hondureños que le realizaron donaciones económicas, el hombre ha recorrido el mar con lanchas alquiladas y algunas proporcionadas por los entes de seguridad del Estado que participan en la misión, además de sobrevolar el mar Caribe con aeronaves, protagonizando la mayor búsqueda de un desaparecido en el país.

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En el caso de Enoc, su madre, Karina Chinchilla, al enterarse de su desaparición, viajó inmediatamente a Honduras para buscarlo. Tras años de exilio la mujer volvió a caminar por las calles de Tela, recorrió ríos y se internó en montañas para hallar cualquier rastro que la condujera a su único hijo, pero ninguna acción dio frutos.

Tras visitar personalmente las dependencias estatales y solicitar ayuda por todos los medios, Chinchilla tuvo que regresar a España para intentar, desde allá, conseguir el apoyo necesario para avanzar en la búsqueda del menor. Aunque las circunstancias la mantienen alejada de su tierra natal, Karina sigue activa en redes sociales y en constante comunicación con las autoridades para seguir los avances en el caso, pues no pierde la fe de verlo nuevamente, abrazarlo y decirle cuánto lo ha extrañado en estos más de dos años de ausencia.

Karina Chinchilla se internó en las montañas para acompañar a los cuerpos de investigación en la búsqueda de su hijo.

Karina Chinchilla se internó en las montañas para acompañar a los cuerpos de investigación en la búsqueda de su hijo.

5. Una época de celebración y amor manchada por la incertidumbre

Enoc Misael Pérez Chinchilla es buscado por su madre desde el 2 de diciembre de 2019, cuando se reportó su desaparición, el niño planeaba pasar la Navidad con su familia y disfrutar de la tradicional gastronomía hondureña para esas fechas.

Angie Samantha Peña Melgares, quería recibir el Año Nuevo en la paradísiaca isla y, así lo hizo, pero el año comenzó mal para la familia capitalina, pues este miércoles se cumplen 12 días de angustia y desesperación sin saber nada de ella.

Finalmente y la más importante similitud que muestran los casos de estos hondureños es que sus familias no pierden la esperanza de encontralos con vida, para que puedan retornar al seno del hogar donde sus pertenencias y el cariño permanecen intactos.

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