Sucesos

Llegan a velorio a balacear ataúd de víctima de masacre en PNFAS

Algunas de las víctimas hasta fueron estranguladas con torniquetes. Usaron barras de pesas y palos de escoba

26.05.2020

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Al propio estilo de los carteles del narcotráfico y del crimen organizado, dos sicarios llegaron a una sala comunal donde velaban los restos mortales de una mujer y comenzaron a acribillar el ataúd como si la persona estuviera viva.

Horrorizados, los presentes salieron corriendo de la pequeña sala al ver la presencia de los hombres fuertemente armados y con actitud intimidatoria.

Testigos oculares relataron que eran alrededor de las 9:30 de la noche cuando dos sujetos llegaron al velatorio, les dijeron a los presentes que se salieran del salón y las ráfagas de disparos irrumpieron la relativa calma.

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El insólito hecho de extrema violencia tuvo lugar en una zona de invasiones habitacionales conocida como La Cantera, colindante con el barrio Buenos Aires y el cerro El Picacho, la noche del domingo.

El féretro fue perforado a punta de bala, mientras los parientes y amigos de la fallecida aguardaban afuera a la espera de que los gatilleros terminaran el humillante hecho criminal.

La balacera duró unos segundos y acto seguido los dos pandilleros salieron del lugar como si nada hubiera pasado, con sus armas de fuego en las manos. Se desconoce si llegaron a bordo de algún vehículo o andaban a pie.

Víctima de PNFAS

El cuerpo que se velaba esa noche en el salón comunal de La Cantera era el de Margarita Elizabeth Gómez Díaz, de 49 años de edad, una de las víctimas de la masacre ocurrida dentro de la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS), la noche del sábado.

Vecinos de La Cantera contaron que los mareros que tienen el control de esa zona de la capital les habían otorgado el “permiso” a los familiares para que pudieran hacer el velatorio de la señora Margarita Gómez, pero ya tenían la aviesa intención de que cometerían el deleznable acto horas más tarde.

+'¡Ay Dios mío, que nos abran díganles!': Los audios de la mortal reyerta

Los parientes de la fallecida Margarita Gómez, presunta integrante de la Mara Salvatrucha, MS-13, desesperados por lo que habían vivido, llamaron a la Policía Nacional para poder ser auxiliados.

Las autoridades llegaron a los pocos minutos del llamado urgente y sacaron el ataúd junto con los familiares para llevarlo a un lugar no especificado y así evitar un nuevo ataque.

La señora Margavrita Gómez perdió la vida la noche del pasado sábado y junto a ella asesinaron a otras cinco supuestas miembros de la MS-13, tres que al igual que ella tenían tan sólo unos días de haber ingresado a la PNFAS.

Las otras víctimas de la reyerta fueron identificadas como Patricia Nicolle Velásquez Zelaya (21), Karla Yoselin Vallecillo Mejía (26), Lizeth Abigaíl Moreno Carranza (21), Wendy Yolanda Salinas Álvarez (21) y Gilda Yaneth Ruiz (22).

En el mismo hecho resultó herida la también reclusa Ingrid Yamileth Ruiz Colindres; fue enviada al Hospital Escuela (HE) con múltiples heridas y golpes contusos, logró sobrevivir porque se hizo la muerta.

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Hasta ayer las investigaciones y la información de los motivos de la mortal reyerta eran exiguas, solamente se supo que pudo ser provocado por la eterna y criminal rencilla entre la Pandilla 18 y la Mara Salvatrucha.

Evelyn Aguilar se encontraba en aislamiento en el área de preliberación, ya que hace 16 días había dado a luz a su hija.

Sin embargo, las indagatorias apuntan a que esto fue solamente un distractor para cometer un asalto al módulo en el que están recluidas las integrantes de la Pandilla 18.

Información a la que tuvo acceso EL HERALDO indica que el objetivo de Maryori Mejía y otras reclusas de la MS-13 era ultimar a sus contrincantes de la Pandilla 18, pero estas rápidamente se vieron superadas en número.

Comienza el fuego

El fuego inició a las 10:00 de la noche en la celda de Evelyn Aguilar, pero luego se pasó al dormitorio de una agente penitenciaria, lo que encendió rápidamente las alarmas del centro penal femenino.

En ese momento, las simpatizantes de la Pandilla 18, internas en los módulos 5 y 7, rompieron los candados de los portones principales de sus celdas y salieron con rumbo al gimnasio, donde estaban albergadas seis reclusas.

Estas fueron alojadas en esa zona debido a que eran de reciente ingreso y por evitar un contagio de Covid-19 les acondicionaron el área del gimnasio para que cumplieran la cuarentena.

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En ese momento inició un combate desigual. Pandilleras de la 18 comenzaron a apuñalar a cinco de las allí internas, miembros de la MS-13, cuatro de ellas habían ingresado a esa cárcel el jueves 21 de mayo y una más el 22 de mayo.

La sexta reclusa, a quien no atacaron, estaba aislada en ese sitio por padecer de tuberculosis.

El desenfrenado ataque fue algo sanguinario. Con punzones y puñales, las pesas del gimnasio, cables y varillas de hierro, las de la Pandilla 18 atacaron sin ningún pudor a las de la mara MS-13 hasta matarlas.

Las cinco mujeres, que aún estaban despiertas, intentaron defenderse pero fue imposible. Con tan sólo unos días en la PNFAS no habían tenido la oportunidad de hacerse de sus armas, tal y como las otras convictas.

El bullicio causado por el conato de incendio mantuvo ocupadas a las agentes penitenciarias y a las miembros femeninas de la Policía Nacional que permanecen en el centro, cuestión que fue aprovechada por las pandilleras.

A las 11:30 de la noche, ya extinguido el incendio, el personal del PNFAS, apoyado con otras unidades de la Policía y de la Academia Nacional Penitenciaria, realizaron una inspección en el gimnasio, encontrándose con la sangrienta escena.

De igual manera, las de la Pandilla 18 ingresaron al módulo de Casa Cuna, donde están las mujeres que tienen a sus hijos viviendo con ellas y sacaron de allí a Karla Yoselin Vallecillo Mejía y a Patricia Nicolle Velásquez Zelaya.

A estas las asesinaron y posteriormente fueron encontradas en el hogar I, donde están las presas sentenciadas.

Estranguladas

La mayoría de ellas fueron estranguladas, para esto les hicieron torniquetes con palos de escobas y cables de electricidad, además, les lanzaron las pesas del gimnasio sobre sus rostros.

Ayer, después de lo suscitado en la PNFAS, las autoridades del Instituto Nacional Penitenciario (INP) decidieron aumentar el número de agentes policiales dentro del penal.

Este penal cuenta con el resguardo de diez agentes penitenciarias, pero en su mayoría son agentes de la Policía Nacional, desde el año anterior cuando este centro fue intervenido.

EL HERALDO consultó a la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) sobre el avance de las averiguaciones, pero sólo se informó que se está a la espera del cierre de las investigaciones.

Sobre las medidas de prevención, el INP dijo al respecto que las integrantes de la Pandillas 18 y de la Mara Salvatrucha tienen horarios diferenciados de las salidas de sus celdas a los patios, para evitar peleas, condición que seguirá igual.

En las investigaciones también participan agentes de la Dirección de Inteligencia Policial (Dipol), encargados de indagar si el ataque inicial de la integrante de la MS-13 habría sido una directriz llegada desde afuera de la cárcel.

Gilda Yaneth Ruiz, alias “La Kitty”, Lizeth Abigaíl Moreno Carranza, apodada “La Cata” y Wendy Yolanda Salinas Álvarez, conocido con el mote de “La Demonia”, fueron capturadas el martes 19 de mayo en el barrio La Hoya, de la capital, junto a Dagoberto López, “El Siniestro”.

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En ese momento les decomisaron 13,029 lempiras, una pistola calibre 9 mm, proyectiles de distintos calibres y envoltorios con cocaína, marihuana y crack.

Entre tanto, Margarita Gómez fue aprehendida el martes 19 de mayo por la Fuerza Nacional Anti Maras y Pandillas (FNAMP), en el centro de la capital en compañía de dos presuntos mareros más de la MS-13.

De las otras dos fallecidas, Karla Vallecillo reingresó a la PNFAS el 12 de diciembre del 2017 y Patricia Velásquez ingresó el 25 de febrero del presente año.

Hasta ayer no se tenían identificadas con nombres y apellidos a las autoras materiales de la masacre dentro de la PNFAS.

Foto: El Heraldo